Mariposas:
Hace tiempo… no tendría ni 10 años. Leí; que “las mariposas sufrían una metamorfosis”. ¡Sufrían! En mi mente de niño, pensé… ¡Que terrible! Las mariposas sufrían. Fue un choque de terrible duda y tristeza, que no me dejo hasta hace poco.
¿Por qué sufrían las mariposas? ¿Qué dolor o miedo las inundaba, mientras cambiaban?
Después de décadas de inútil búsqueda me llego la respuesta, a mi mente de niño. Las mariposas no sufren en el cambio. Es el ego de la misma el que tiene miedo, miedo de dejar de ser. Miedo de dejar de ser una criatura que solo se preocupa en comer y moverse en un entorno de dos dimensiones. Al ego le duele y aterra que la oruga cambie y lo trascienda. Para el ego, la oruga debería morir antes que el, o por lo menos al mismo tiempo… Pero no sobrevivirle.
La naturaleza de la oruga es más fuerte y no piensa en el cambio. Sigue instrucciones implantadas en cada una de sus células, ordenes ante las que el ego, solo observar como se ejecutan… en silencio.
Pero… ¿Qué pasaría sí la oruga? Pensara en la metamorfosis, en los cambios. ¿Qué sucedería? Sí la pequeña y lenta larva. Se detuviera a pensar en: largas patas, sutiles antenas y coloreadas alas. Lo miraría como algo imposible. Lo imaginaria como una hazaña de dioses. Dejar de ser una lenta criatura bidimensional, sin ningún fin aparente; a un ágil, ligero y tridimensional ser, en una búsqueda heroica.
Entonces las metamorfosis, nunca llegaría. La larva seguiría comiendo y deslizándose por el mundo, pensando en alas de arcoiris y sensibles antenas para la búsqueda del amor.
¿Que te quieren decir las mariposas?
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