LA VIDA EMPIEZA A LOS 60

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A los veinte la vida está por delante, y la sensación de que lo mejor está por venir es ley. Los treinta nos encuentran en pleno desarrollo profesional y personal y en una época signada por la sensación de juventud eterna, todavía hay tiempo para seguir creciendo. Situación similar ocurre a los cuarenta. Hace algunas décadas atrás, pasar la barrera de los ‘30 ya era considerado un límite para la mayoría de los aspectos de la vida. Estar casado, tener hijos, permanecer y progresar en un trabajo estable y redituable, debía conseguirse antes de alcanzar la cuarta década. Correr contra el tiempo era una meta ineludible.

 

Hoy tener cuarenta años y no haber conseguido algunas metas personales o profesionales no es sinónimo de ser un paria social. La edad se ha relativizado y flexibilizado. El aumento en la expectativa y calidad de vida, la prolongación de la adolescencia o juventud, la extensión en la formación universitaria que hoy requiere una mayor especialización, prolongándose así los años de experiencia académica y el ingreso tardío al mercado laboral, son algunas de las variables que inciden en un cambio profundo en los objetivos que definen a cada etapa etárea.

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LA VIDA COMIENZA A LOS 60

Esta renovación en las biografías se destaca principalmente en las personas de 50 a 60 años, que en la actualidad no sólo se encuentran en plena actividad, desarrollo y crecimiento, sino que ya no cargan con el estigma de cargar cuentas pendientes, tienen tiempo para llevarlas a cabo. Una de las presiones más fuertes que se padecían hace un tiempo atrás, especialmente para las mujeres, era la edad socialmente aceptada para la llegada de los hijos. La Lic. Andrea Gotloib, psicóloga de la Fundación Buenos Aires, lo explica claramente: “Antes se pretendían algunos logros para determinadas edades y ahora esos mismos mojones se han ido desplazando; por ejemplo, la maternidad y la paternidad. Hay una aceptación social para una madre primeriza a los 40; se asume que hasta ese momento la mujer pudo estar más concentrada en una carrera profesional, o también en establecerse en una relación de pareja“.

La etapa previa a los 40 años hoy se vive con mayor libertad. Mientras en el pasado llegar a esa edad sin hijos y pareja era un pecado capital, hoy es tendencia concretar la familia propia después de los 30. “En la actualidad existe un permiso para probar, cambiar, degustar, separarse, intentar experiencias que antes no se concebía, y todo eso lleva más tiempo. De manera que alguien de 40 años puede estar muy entretenido en llevar adelante cosas que en otra época se tenían por consolidadas a esa altura de la vida“, afirma la Lic. Gotloib.

 

Pero, esta libertad y la sensación de poder concretar metas al infinito, ¿sucede en todas las áreas o para algunas cuestiones el tiempo sigue siendo escaso? La especialista advierte, que en el área laboral las exigencias hoy son más profundas. “En el campo profesional daría la impresión de que los tiempos, al contrario, se acortaron. Ahora a los 40 hay posiciones para las que ya pasó el cuarto de hora, y se consideran descartables quienes han logrado acumular experiencia y trayectoria en alguna especialidad. De modo que a veces, las crisis se adelantan en esos casos, bastante extendidos”, advierte. Además, hay profesiones puntuales, como las vinculadas a la tecnología, que requieren actualización prácticamente instantánea y por lo tanto, la mayoría de las compañías contratan gerentes cada vez más jóvenes.

 

La relación entre la edad y la actitud que la persona posee sobre su pasado, presente y futuro es clave para que la crisis no sea una constante ante cada cambio de década. Pero, si se vuelve inevitable, el replanteo ¿cómo convertirlo en la experiencia constructiva? “Como en todas las 'crisis', proceder con uno mismo a modo de un libro contable, con el debe y el haber, nos lleva a lo peor: considerarnos el resultado de la resta entre lo aspirado y lo logrado. Es decir, un resto, la diferencia entre lo buscado y lo obtenido. Ahí ya no cuenta tanto si el número es positivo o negativo, sino el hecho de hacernos objeto de ese cálculo y apreciarnos según ese resultado”, explica Lic. Gotloib.

 

Como ante cualquier cambio, lo recomendable es la evolución. La actualidad brinda las posibilidades para el desarrollo sin ser juzgado por la edad que se tiene. Entonces, en lugar de pensar en lo que no se ha hecho, a los 40, 50, 60, 70 o 80 lo importante es tener la vitalidad actitudinal para ejercer los sueños de ayer, de hoy y de mañana.

 

MA. ANGELICA SASSONE

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Comentarios

  • Gracias Maya, acabo de cumplir los 60 y me siento de 30 ...mmm

    Clara.

  • la experiencia que se obtiene paso a paso en la vida nos marca rumbo en nuestras vidas, todo en ella es aprendizaje,  tener mas edad nos vuelve maduros y concretos....gracias maya por compartir saludos y bendiciones

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