ES UN ERROR SER DEMASIADO AUTO-EXIGENTE

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ES UN ERROR SER DEMASIADO AUTO-EXIGENTE

 

 

En mi opinión, nos equivocamos mucho cuando tras descubrirnos algún fallo, o algún motivo para el arrepentimiento, tomamos la decisión drástica de no perdonarnos más fallos y nos aplicamos castigos en base a una rigurosa y excesiva autoexigencia.

 

Es un desacierto común aplicar una severidad que es contraproducente. Hace que la relación con nosotros mismos se convierta en una guerra cuando se supone que nuestra propia relación debería ser un derroche de cuidado y amor. La excesiva autoexigencia condena casi sin remedio a una angustia difícil de controlar cuyo efecto devastador es ineludible.

 

Esa ingrata actitud auto-castigadora no va a lograr que nos convirtamos en Superhéroes y en Perfectos sólo porque nuestra auto-exigencia no quiera admitir los errores y las reincidencias, porque van a seguir existiendo. De momento es inevitable para todos los que somos Humanos. El trato implacable y duro que nos aplicamos con pensamientos y actos negativos no va a dar buenos resultados. Eso no funciona. Lo único que logramos con eso –y esto sí es seguro- es que nos sentiremos incompetentes, carentes de habilidades, inútiles, defectuosos. Nuestra Autoestima acabará, sin ninguna duda, afectada y bajará y el propio Autoconcepto perderá puntos. Se sabe que un tratamiento más compasivo y amoroso sería una motivación extra para mejorar.

 

La autoexigencia no lleva directamente a la excelencia: es más posible que lleve a la frustración y al fracaso personal. Y si uno no logra tener su propio respeto ningún otro logro podrá sustituir a este.

 

La tolerancia y la benevolencia son buenos aliados en esos momentos en que la insatisfacción personal nos abruma. Desde el Amor Propio todo se hace mejor. No hay que formar una alianza con los demonios para atacarse con más dureza, sino que se puede y se debe llegar a un mutuo acuerdo con todos los Yoes –especialmente con los que ponen las zancadillas- para  que colaboren en el Mejoramiento con ilusión, con Amor, paciencia, acompañamiento, comprensión, y otra vez Amor.

 

Leí una frase que me pareció rotunda para explicar la intolerancia que aplica la autoexigencia. “Si alguien me tratara como me trato yo a mí misma, le denunciaría por malos tratos”. El grado de crueldad y severidad que se puede alcanzar es inadmisible. Está bien un poco de exigencia cuando uno se descubre que es un poco vago, que aplaza las cosas importantes innecesariamente o que elude sus responsabilidades; en esos caos sí es posible que está bien un poco de mano izquierda pero buscando el equilibrio: un poco de exigencia y un poco de tolerancia, un poco de rigor y un poco de comprensión.

 

Ser autoexigente –y peor aún ser excesivamente autoexigente- es una mala opción si eso va a llevar a la intolerancia, al rigor desmesurado, a una intransigencia terca que hará que la relación con uno mismo se convierta en ingrata, o a cualquier situación de desamor o desprecio.

 

Tal vez sea interesante rebajar el nivel de intolerancia, ablandar el rigor, quitarle el veneno a los reproches, ser más comprensivo y amarnos. Hacer todo esto será, sin duda, una buena decisión.

 

Te dejo con tus reflexiones…

 

Francisco de Sales

 

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