EN BÚSQUEDA DEL AMOR VERDADERO

 

El romanticismo no es amor verdadero y es la causa de grandes sufrimientos. La gran mayoría de parejas se juntan pensando que el uno al otro se complementarán. Piensan que uniéndose el otro les dará lo que les falta y una vez que lo han obtenido o han  fallado en obtenerlo se desinteresan y se abandonan.

La gran mayoría de parejas se hallan en relaciones desamoradas. Las parejas unen sus cuerpos, habitan bajo un mismo techo, crían hijos y comparten gastos pero sus almas no están unidas. Conviven poniendo su atención en las apariencias y repitiendo una y otra vez patrones de dolor y carencias no satisfechas. Cada vez se repite el mismo dolor o carencia y de modo más agudo. La misma desilusión pero cada vez con mayor desesperanza.

Pero hay esperanza, podemos romper ese nefasto círculo de errores si cambiamos nuestro modo de relacionarnos.

Si aceptamos que nos relacionamos más allá de ser felices para ser conscientes pondremos toda nuestra atención en superarnos como seres humanos, entendiendo que somos completos y que no entramos en un vínculo para completarnos sino para evolucionar. Cada persona con la que nos relacionamos es el maestro ideal para el grado de comprensión que tenemos en cada preciso momento. A medida que maduramos nuestra capacidad de comprensión y compasión se ampliará. Las personas llegan a nuestra vida sorpresivamente cuando nuestra capacidad de aprender es acorde con la capacidad de enseñar de quien se nos acerca al camino.

El juego de relaciones entre parejas es donde mejor aflora el ego. Tenemos delante de nosotros un espejo y además tenemos al verdugo o al chivo expiatoria, hemos encontrado dentro de nuestro rol de víctimas a quién echarle la culpa que es el juego más importante del ego. Lamentablemente es un juego donde todos pierden y nadie sale victorioso. ¿Cómo puede ser que uno sea coherente y feliz si a la persona que escogiste para amar tan luego discrepas con ella la empiezas a odiar? ¿ qué esperabas que no cumplió? ¿qué promesa no respetó? Ten presente lo siguiente, el amor verdadero no tiene nada que ver con el conflicto y el sufrimiento. Si hay conflicto es porque no hay amor verdadero, hay una relación atracción repulsa pero no puede llamarse amor.

Las personas somos complejas, las relaciones amorosas jamás son difíciles. Las relaciones son fluidas y fáciles cuando se inspiran en el amor. Si Dios AMOR, puso en tu camino a una persona, es porque es tan valiosa como tú para que juntos aprendan a reconocer sus almas y no sólo sus cuerpos. Sólo cuando somos capaces  de valorar al otro en su divinidad podremos respetarlo como lo que auténticamente es y como lo somos nosotros también.

La creencia que podemos unirnos y separarnos del otro es una ilusión, porque todos SOMOS UNO y por tanto experimentamos la unión desde que fuimos creados. Quienes buscan la unión de cuerpos caen, una vez más en el juego de la separación. Ahora bien cuando comprendemos que no existe separación, hay que elegir conscientemente entre el amor o el miedo. Toda elección realmente se da entre estas dos alternativas. Y para romper este círculo vicioso hay que decidir entrar en el AMOR y dejar de poner atención en lo falso e ilusorio y dejar de creer en las historias románticas del amor falso.  En las relaciones inconscientes cada persona señala los defectos del otro e intenta corregirlo por el bien de la relación. Este es el mismo juego torpe del ego que insiste en que los demás deben cambiar para que las cosas le vayan mejor. El entredicho es: Yo me quedaría contigo y sería feliz si tú fueras de otra manera. Y esta afirmación lo único que hace es alejar al otro de la posibilidad de permanecer unido y la relación empeora. Las personas son como son, lo que realmente sucede es que la percepción de alguna carencia en nosotros puede reflejar la falta de amor en los demás. Lo correcto es poder mirar al otro sin carencia alguna y desde esa paz interior no imponer a nadie que sea alguien diferente porque en realidad no estaríamos aceptándolo y la aceptación del otro tal cual es, es el fundamento del amor verdadero e incondicional.

En cada encuentro y desencuentro, toda relación inconsciente no hace más que aumentar la sensación de estar separados y eso causa unos ciclos de amor-odio, carencia-desesperación, que se perpetúan en una cadena de nuevas relaciones inconscientes. Al cabo de muchos intentos, terminamos por no insistir y preferimos permanecer solos.

Es imposible pretender relaciones apropiadas, cuando uno mismo no es adecuado. Hacer un ayuno de relaciones nos permite recuperar identidad, ordenar nuestro espacio sagrado emocional y darnos una pausa para poder relacionarnos desde una posición más sólida. No hay mejor manera de aprender  a estar a convivir y disfrutar de la compañía de otro que primero aprendiendo a disfrutar de la propia compañía.

Cuando vivir sólo no sea una desesperanza ni agobio, sino que realmente disfrutemos nuestra soledad, sólo entonces estaremos preparados para vivir en pareja.

Todos y me incluyo tenemos residuos de relaciones pasadas dolorosas. En toda nueva relación ese dolor no sanado completamente se activa en el presente y trae a la superficie el miedo al abandono, a la soledad y al desamor. En las relaciones inconscientes todas las memorias penosas suelen volverse en contra de la nueva relación. Los dos se convierten en la suma de todos los fantasmas no resueltos del pasado. Si además la relación empezó mirándose el cuerpo y no el alma, lo único que ven son las heridas de amores pasados. El ego incapaz de verlo en su humanidad y divinidad, crea una imagen ideal y romántica del otro. Lo idealiza y crea una fantasía de la persona que se imagina pero que no es la que tiene al frente. Por eso dos seres heridos y no sanados no pueden aportar a la nueva relación y lo más probable es que terminen en ruptura, pues su fundamento es insano. Y después de esa atracción inevitable del encuentro romántico todo revuelve sobre el pasado doloroso hasta que por inercia del movimiento giratorio, la relación de pareja se desintegra con violencia por ausencia de un amor real.

Ahora bien, muchas personas siguen pensando que la finalidad de relacionarnos es ser felices o mejor dicho entramos a la relación pensando que el otro tiene la responsabilidad de hacernos felices. Y eso sólo puede crear desilusión, pues nadie nos “hace felices”, cada uno ES feliz y halla la felicidad en sí mismo. Cuando comprendemos que las relaciones se producen para hacernos conscientes entonces estamos realizando un verdadero aprendizaje del amor incondicional. En realidad buscamos relacionarnos para iluminarnos, no para permanecer adictos a un apego afectivo.

Ninguna relación especial puede llamarse relación amorosa. Las relaciones especiales son erradas, co-dependientes, adictivas, compulsivas, controladoras, celosas, condicionales ... sea como sea que se muestren lo que en realidad son, son relaciones basadas en el temor y la desconfianza.

Cuando los egos se relacionan, las relaciones van directo al fracaso porque son inconscientes. Se construye una relación romántica encubierta de amor falso disfrazado de fantasía, el deseo de ser especial es lo que nos causa dolor, porque si el amor no es correspondido por esa persona especial pensamos que nadie más podrá darnos el mismo amor que esa persona. Cuando al fin somos conscientes, y comprendemos que no hay separación y que podemos amar incondicionalmente, entonces dejamos de sufrir.

Los amores dependientes causan dolor porque cuando uno de los dos decide partir porque el otro lo ha decepcionado y deja de ser especial para él, se establece la separación entre yo y el otro. Pero en realidad nunca fue amor lo que se produjo sino una necesidad de reflejarse en el otro para seguir mirando su propio desamor. Cuando alguno de los dos se cree superior, se siente en la necesidad de condenar y atacar. Jamás podrá haber paz entre dos que se sienten separados y diferentes. Muchas parejas se bloquean y se deshacen porque los egos han puesto barreras imposibles de romper. En realidad si hay ataque y condenación, no existe amor verdadero.

El amor verdadero hace fáciles las relaciones, ellas no suponen ningún esfuerzo, no hay que ganar al otro, pues dos seres conscientes fluyen desde su divinidad.

En las relaciones inconscientes se cree que el amor es sacrificio, renuncia. Una relación que no fluye es inapropiada, es tóxica es insana. Si así lo crees tendrás que pagar un precio demasiado alto por permanecer en ella, tu propia vida. Toda relación inconsciente se vive desde el miedo, condicionada por el dolor del pasado y aceptada en la carencia. Cuando vives en una relación descompensada y ofreces más de lo que recibes realmente estás renunciando a ser feliz o condicionando tu amor.

Nadie es especial para Dios, entonces por qué habríamos de serlo los unos para los otros. Toda relación entre seres inconscientes será inestable y tarde o temprano acabará. Las relaciones inconscientes se centran en lo aparente, el cuerpo y las emociones pero no en la espiritualidad y en el anhelo de evolución de tu ser. Cuando somos incapaces de ver al otro y aceptarlo tal cual es, hemos creado una ilusión, una fantasía, una imagen irreal de lo que es por tanto es una fantasía y como tal va directo al fracaso, es como una pompa de jabón que apenas se toca desaparecerá tan pronto como apareció. El ego tiene una varita mágica y crea ilusiones para asustarnos y es porque si conocemos la VERDAD el ego se diluiría.

Comprende el amor romántico es ciego, irreal basado en un ideal acerca del otro y nunca en quien es de verdad.

Si tienes que defender tu identidad ante tu pareja, es porque no la deseas ver y si no la deseas ver es porque has creado una imagen falsa de la persona y de ti misma para complacerlo. Pon atención no vale la pena que convenzas a tu pareja de lo que vales, pues si no lo ve y menos si no lo siente y percibe no puede ser tu pareja y no lo merece tampoco. Ten presente que la verdad no necesita justificación, simplemente ES. Cada persona, cada encuentro, cada vínculo, cada relación llega a cada uno para la sanación mutua. Todas las relaciones son aprendizajes de amor. El objetivo de las relaciones conscientes son salvarte del EGO.

Una relación consciente es una maravillosa aventura espiritual para la elevación de ambos y no será jamás una locura fantasiosa o una tortura sentimental de amor-odio.

Las relaciones conscientes se establecen entre dos seres completos en sí mismos y que no se sienten necesitados del otro. Eso no significa que no quieran estar en pareja o disfrutar de sus compañías. Lo que quiero decir es que ambos se sienten tan completos que lo único que desean es compartir esa completitud. Es una atracción desde dos seres completos. Cuando dos seres completos se atraen y se reconocen completos no hay necesidad alguna de apropiarse de nada y menos de controlar la vida del otro, además no se relacionan desde la carencia sino desde la plenitud.

 

Las personas completas se atraen, no se buscan. Para atraer a la persona completa, hay que ser uno mismo una persona completa y como los iguales se atraen, no pasará mucho tiempo para que aparezca alguien con las cualidades que posees y las reconozcas como tuyas. Las relaciones siguen la atracción de iguales no de contrarios. Y por supuesto me refiero  a igualdades esenciales no superficiales.

En la mayoría de los casos, las personas suelen atraer el mismo estereotipo de persona, pues se ligan desde sus propias carencias, sin haberse dado un ayuno de relaciones, entre una relación y la otra. No debemos esperar jamás que venga una persona del sexo opuesto a salvarnos de nuestras miserias e imperfecciones. Lo que existe son seres reales  que constantemente aspiran a ser alguien mejor. Personas normales con luces y sombras, buenos y malos humores. No existen príncipes y princesas de los cuentos de hadas. Creo que lo más maravilloso de las relaciones conscientes es aspirar a ser el mejor esposo o esposa por amor al otro. En una relación consciente ninguno de los dos huye de sus propios demonios para refugiarse en el otro, ni escapa de sus inseguridades para anclarse en el otro. Volcar nuestros dolores en el otro es insano y egoísta.

En las relaciones conscientes y sanas  ambos aceptan sus imperfecciones y las intentan corregir para amarse plenamente desde la imperfección mas no del conflicto y la condenación. Las relaciones conscientes son oportunidades para ponerlas al servicio del amor desinteresado. La relación se convierte en un medio para ser sanados. La relación sana el dolor pasado. Nadie es capaz de sanar sus heridas en soledad. Únicamente por amor puedes desprenderte de todas tus defensas y todo lo que usaste en el pasado y que arrojaste en tus relaciones y sólo lograste destruirlas.

Las relaciones conscientes te libran del pasado, te enseñan lo dañino que fue vivir en el miedo y te enseñan una nueva forma de relacionarte, ya no controlas, ni posees, ni juzgas, ni condenas. Desde esa comprensión total y desinteresada, ninguna falsa ilusión perturba la paz de los corazones que desean liberarse del fantasma de sus miedos.

Perdonamos todos los errores, reconocemos que no hay carencias y vemos la impecable inocencia en los demás. Desde esa inocencia jamás volveremos a condenar ni juzgar, ni señalar ni controlar. Al fin reconocemos que la INOCENCIA ORIGINAL no es un logro, nacimos inocentes, DIOS AMOR nos creó inocentes. Cuando al fin contemplas a tu pareja como un ser completamente puro e inocente libre de toda proyección y desconfianza, la relación es bendecida. Ya jamás vuelves a ver a un agresor y tampoco a un salvador, porque nadie necesita ser redimido. Ya CRISTO nos redimió a todos y vivimos por la gracia.  En las relaciones bendecidas cumplimos nuestro propósito amar sin condiciones a todo la creación.

 

Las relaciones sanadas son aquellas que estuvieron enfermas pero que gracias a la corrección se vuelven bendiciones. Aquí no tenemos que hacer magia blanca, ni jugar a las cartas, ni pensar en el karma o haber encontrado a la persona perfecta. Simplemente la persona adecuada llega cuando uno es el adecuado. No hay nada que buscar en el exterior, sino que hay que corregir en el interior. En realidad no hay nada que hacer y más bien hay que SER quienes realmente somos, y el Universo hará su parte en atraer a la persona adecuada que se halle en nuestra misma frecuencia y nivel de consciencia.

 

Amarse uno mismo para ser amado, ese es el orden. Amar a alguien es la mejor cosa del mundo y ser amado la segunda. Y siempre sucede en ese orden.

Una pareja que se deshace para rehacerse, fortalece a ambas personas; aunque perciban ese momento como dolorosa ruptura, como la destrucción de lo conocido, lo conocido debe sacrificarse para alcanzar un nuevo nivel de conciencia. La relación se vuelve incoherente y muchas parejas se asustan y la rompen definitivamente. Es normal sentir incomodidad ante un gran salto cualitativo. Lo que realmente sucede es que es que la vieja relación muere para dejar paso a una nueva relación.

Una persona que refleja toda la luz de su alma es todo un reto para aquél que aún vive en la oscuridad, es una verdadera amenaza. La luz enceguece al que quiere vivir en la oscuridad. El ego insiste más en usar y tirar relaciones en vez de reparar. Para que reparar algo si se puede conseguir algo nuevo y mejor.

Hay que ser valientes al poner la vieja relación en el tapete con el único fin de hacerla verdadera. Cuando la relación entra en crisis, afirma que todos los problemas ya se han resuelto en el siguiente nivel de conciencia, contempla la crisis como una oportunidad y no como una amenaza para la relación. Jamás abandones a tu pareja en este momento, en el momento de tener la voluntad de sanar la relación el UNIVERSO confabulará para atraer todos los medios que harán la sanación y se logrará el amor incondicional y verdadero. Uno de los dos se hará la pregunta, ¿cómo puedo amarle si no hay amor? Pues la respuesta es muy simple uno de los dos deberá amar al otro que no siente amor. Primero se ama y luego se presentará el amor. Ya no se dirá es “nuestra relación” sino es una relación a través de nosotros en la que fluye el AMOR DIVINO. Ahora la relación es un instrumento del AMOR DIVINO. Ya no existe necesidad de control, manipulación ni expectativas egoístas. Cuando un miembro de la pareja acepta al otro tal como es y deja de luchar por cambiarle o manipularle, la relación se transmuta y se continúa en la relación en un nuevo nivel de conciencia.

AMAR SOLO ES POSIBLE SIN TEMOR Y EN TOTAL CONFIANZA Y ENTREGA INCONDICIONAL.

 

NAMASTÉ

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