La tristeza tiene mala fama. Cuando aparece todo el mundo se empeña en salir de ella o en apartar a otros de su camino. No entendemos que tiene una misión y que en realidad solo en su compañía valoramos la de otros o la falta de lo que antes parecía sobrarnos.
Es una gran desconocida. Nos regala un estado en el cual podemos conectar con lo que nos sucede alejándonos del ruido, recogiéndonos en nuestro interior permitiéndonos adelgazar nuestro ego sin las dificultades que solemos tener para ello.
No todas las tristezas son iguales. Hay que distinguir al menos dos tipos de ellas.
La tristeza que nos aflige, nos oprime y devora prolongadamente, aquella que no es de ida y vuelta, que se instala en nuestra casa y lo invade todo, esa…es la que hay que evitar sabiendo tratar aquella otra por la que comienza.
La otra tristeza, la de cara más amigable es la que responde a un estado de melancolía y añoranza donde uno se siente pequeño, donde las pérdidas dejan huella, donde el desánimo hace presencia y nos advierte, donde las lágrimas son su expresión más aliviada. Es un sentimiento de comienzo, de apertura hacia dentro, de inicio de un trayecto que puede ser muy enriquecedor si sabemos tratarlo.
Puede que tenga el poder de transformar a las personas. Del débil puede salir el fuerte; del agresivo y prepotente puede nacer el humilde, del silencioso puede arrancar palabras; al hablador puede regalarle silencios…
Es la otra cara de la felicidad con la que uno puede pedir ayuda. Nos lleva a darnos cuenta del valor de las cosas que tenemos, que perdimos o que necesitamos.
Pero la tristeza cuando nace advierte y en esa advertencia está implícito un mensaje que puede servir de antídoto durante el proceso.
Podemos ser sus amigos, dejarla llegar, dialogar con ella y aceptarla. Solo quiere que la reconozcamos, que la dejemos un espacio, que le hagamos un hueco y le demos calor. Una vez que ha llamado nuestra atención, que nos ha hecho reflexionar y que nos ha urgido al recogimiento podemos dejarla ir. Ella nos ayudará a readaptarnos y cuando sienta que no es necesaria…se marchará sola.
Enviado por "Mirar lo que no se ve"
Comentarios
Creo que la tristeza es una emocion y al igual que las lagrimas que muchos pensamos que no son de gran ayuda yo pienso que nos ayudan a limpiar por dentro.gracias
gracias por tus palabras sabias maya, la tristeza es el otro lado de la moneda muy necesaria en nuestro proceso emocional...saludos
Gacias los vere, un abrazo ;-)
Hermoso mensaje. Gracias Maya !!!. Gracias por publicar éste artíuculo tan especial. Qué grato es poder identificar que la tristeza puede ayudarnos, que podemos darle abrigo y luego dejarla ir... Ese proceso es perfecto porque sana y equilibra nuestro ser ...
Te recomiendo hacer el ejercicio y meditaciòn para sanar a tu niña interior.
1. LLEVAR AMOR A TU NIÑO INTERIOR
https://www.youtube.com/watch?v=LYEJIJ6cO9w
https://www.youtube.com/watch?v=jYDrUInjV1Q
Mire para atrás por curiosidad y la nostalgia me invadio... la herida no duele como antes pero es una sensacion rara ver la cicatriz. Gracias por compatir el texto de la tristeza por que me destella una luz.