EL DESPERTAR DE LA CONSCIENCIA..., EN NOSOTROS MISMOS

EL DESPERTAR DE LA CONSCIENCIA..., EN NOSOTROS MISMOS

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  En la historia de la humanidad, la “Consciencia”, es un término del cual han hablado por siglos los filósofos, principalmente los místicos al través de las religiones y el grueso de la humanidad, pero sin comprender su verdadero significado y lo que implica.  El concepto general que de ella se tiene, aceptado por la gran mayoría, y manipulado a su favor por unos pocos, es acerca de un “Poder superior” que desde “allá arriba”.., nos observa y vigila constantemente nuestros actos. Esta idea en principio no es tan descabellada, pero liberándonos de miedos ancestrales, apoyados en los descubrimientos de la ciencia actual, hemos descubierto que efectivamente seres y mundos estamos inmersos dentro de  un “Orden superior” que nos engloba, pero que…, al contrario de fiscalizarnos…, como un  Padre-Madre amoroso…,  todo el tiempo…, nos permite “Ser”.

            ¿Qué nos permite hacer tal aseveración?

            La fuerza Eléctrica y la fuerza Magnética, eternamente presentes como dualidad en el planeta y en todos los seres, han dado al mundo sorpresas admirables en el último siglo. Uno de los pioneros en este campo fue el científico americano de origen serbio Nikola Tesla, creador del motor de campo magnético rotativo, y pionero de todos los aparatos electrónicos que gozamos hoy en día, quién intuitivamente comprendió que la evolución se da en la contraposición de los opuestos al decir que… “Nuestras virtudes y nuestros defectos son inseparables, al igual que la energía y la materia, pues cuando se separan…, el hombre deja de existir”. También expreso que “Si queremos entender el Universo, debemos aprender a pensar en términos de energía, frecuencia y vibración”.

            Este postulado también lo enuncio la más antigua civilización sobre el Planeta, los Egipcios, cultura mal interpretada por los egiptólogos modernos, quienes al través de su Casta Sacerdotal…, los “Hierofantes”, aseguraban que el Universo tenia establecido un plan de evolución al través de la Reencarnación, durante la cual, el ser nacido a la conciencia de existir, totalmente ignorante en sus primeros pasos, se veía obligado a tener múltiples vidas, experimentando durante el transcurso de ellas, la lucha de los opuestos dentro de él; con la finalidad de que poco a poco se fuera percatando y comprendiendo, al valorar las circunstancias vividas, fruto de sus propios pensamientos, creencias y decisiones, cuál de los dos aspectos…, era la Verdad. Tornándose así, poco a poco…, vida tras vida…, existencia tras existencia, en un ser más comprensivo, sensato, humilde, agradecido, íntegro y finalmente…, sabio, listo para integrarse al Plan Cósmico Divino. Pues sólo viviendo en el odio y los estragos que provoca, pudo comprender la fuerza edificante y creadora del amor, sólo viviendo en el rencor pudo aquilatar la fuerza benéfica que otorga el perdón; sólo enfermándose pudo comprender lo que significa cuidar su cuerpo y gozar de buena salud; sólo experimentando la miseria y el hambre, pudo comprender y valorar lo que significa la verdadera riqueza que otorga el universo y lo que representa el alimento. Sólo viviendo el egoísmo y la soledad que aporta, pudo comprender las bendiciones y felicidad que otorgan el dar y darse a los demás. Sólo viviendo en los aberrantes estragos  de la guerra, pudo comprender plenamente el significado de…, la paz.

            Se dio cuenta que esa energía determinaba en una u otra forma a toda materia, a toda forma de vida…, a cumplir secretamente, más tarde o más temprano…, con ese propósito divino, comprendiendo finalmente que dicha fuerza, que genera todo el Universo y lo mantiene unificado por la fuerza de gravedad llamada…, AMOR, también moraba dentro de él, y la llamó… CONSCIENCIA.

            Sarvepalli Radhakrishnan, un sabio Hindú dijo… “La sabiduría más ancestral nos dice que podemos y debemos buscar unirnos con lo Divino, vibrando eternamente en lo más íntimo de nosotros…, mientras estemos en este cuerpo. El hombre en realidad ha nacido para ese propósito divino. Si finalmente el hombre incumple su destino, el Universo no se apura, pues…, finalmente lo atrapará y lo obligará a cumplir, de una u otra manera, su designio secreto. Al igual que las olas encrespadas en un mar furioso, que revolviéndose violentas, finalmente son aquietadas, calmadas, terminando siempre sumisas a…, la ley de gravedad”.

            Estamos inmersos en la gran Mente Universal del Creador, somos un pensamiento suyo y por lo tanto la pieza más importante dentro de esta enorme maquinaria que denominamos…, Dios. Al pensar…, al experimentar…, al aceptar vivir con valor aprendiendo de nuestros errores…, ayudamos al Universo mismo a su expansión y perfección. Buda decía… “Dios es…, la unión de todas las mentes, llegadas a la comprensión absoluta, a la perfección del Nirvana”. Meditar, profundizando sin temor en nosotros mismos…, es el camino más corto para llegar a Él. Namasté.

Fuente: Autoría propia

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