Como seres humanos hemos percibido lo masculino y lo femenino como algo separado, como polaridades opuestas. Durante mucho tiempo hemos arraigados en nuestras creencias personales, de linaje y colectivas, la ilusión de la separación. En esta ilusión dividimos todas nuestras experiencias, creyendo que existe la energía separada en luz u oscuridad, en bien o mal, en hombre o mujer, cuando en realidad solo hemos dividido lo sagrado en nosotros, y en nuestras experiencias.
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En nosotros vive la dualidad, vive la esencia de lo sagrado femenino y lo sagrado masculino, pero tenemos condicionamientos Humanos que nos encasillan y nos limitan, para armonizar nuestra esencia en una sola.
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La mayoría de nuestros condicionamientos humanos están enraizados en experiencias de nuestros antepasados. Hemos heredamos y repetido ciertos condicionamientos y experiencias de generaciones anteriores, y repetimos patrones basados en los límites de nuestras creencias, con nuestras parejas, en nuestras relaciones, con el dinero, con la salud, con el éxito, y con casi todo lo que vivimos.
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Los condicionamientos se fortalecen de las emociones provenientes del miedo, y limitan nuestra experiencia, nuestra prosperidad, y nuestra manera de relacionarnos con el mundo.
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Para lograr vivir en armonía y en equilibrio con nuestro masculino y femenino, debemos profundizar y encontrar en donde radican esos condicionamientos que interfieren con nuestro bienestar, para así lograr sanar e integras lo masculino con nuestro femenino, y al armonizarlos lograr vivir con claridad, en paz, en nuestro ritmo, con sabiduría y prosperidad.
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http://www.formarse.com.ar/crecimiento/Los-Hombres-no-son-simples-son-concreto.html
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