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EL PASADO NOS DEJÓ MARCADOS

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video:

https://www.youtube.com/watch?v=XU8l1dkm59I


En mi opinión, vemos algunas partes del pasado como algo lejano y antiguo –y a veces casi como si estuviera olvidado o no hubiese existido- y no somos conscientes de su gran influencia en el presente y de cómo nos marca y dirige sin que nos demos cuenta.


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CAPÍTULO 119 - AFERRARSE A LA ESPERANZA INÚTILMENTE

-EL PELIGRO DE LAS FALSAS EXPECTATIVAS-

 

Este es el capítulo 119 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER

 

 

No hay que hacer caso a esa frase que asegura que la esperanza es lo último que se pierde. En ocasiones, lo mejor que uno puede hacer por sí mismo es coger a la esperanza, acorralarla contra la pared, ponerle la realidad de su relación fallida delante -llena de estadísticas de desamor y plagada de desatenciones y malos tratos-, agradecerle los servicios prestados al principio, cuando era necesitada y bienvenida, cuando aún se tenía fe en que la maltrecha relación tenía salvamento, pero invitarla a irse con otra persona que realmente la necesitará.

 

No desprenderse de la esperanza a veces sólo conduce a un sufrimiento inútil y a alargar innecesariamente una agonía dolorosa que va a acabar sin duda en la muerte de la relación.

 

El amor de la persona que fue amada, en el caso de las relaciones en fase terminal, no va a volver. Y si haciendo un esfuerzo mental se intentara reflotar, estaría tan lleno de parches y resquemores, tan maltrecho y desgastado, tan agonizante y frustrado, que su futuro carecería de éxito.

 

A veces, es mejor ser realista y ver las cosas como son y llamarlas por su nombre, aunque eso duela, y reconocerlo no se llama perder ni es una equivocación que merezca un castigo; la dignidad tiene todo el derecho a exigir que se la respete y defienda y retirarse es lo mejor que se puede hacer por ella, o sea, por uno mismo; la humillación, que muchas veces se expresa sin autorización, se debe evitar.

 

La esperanza es un estado de ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que deseamos. Pero nada más. No es otra cosa que eso. La esperanza no tiene la responsabilidad ni la obligación de hacer realidad nuestros deseos, así que no es prudente aferrarse a ella como si fuera el Dios que concede todos los anhelos, porque una vez que se comprueba que simplemente la fe en la esperanza no concede lo que se le pide, es mejor aceptarlo y pasarse al lado de la realidad y, obrando desde la objetividad de la realidad, tomar las decisiones correspondientes.

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- En algunas ocasiones, vivir esperanzado es vivir auto-engañado.

- La realidad objetiva tiene más fuerza y más verdad que la esperanza.

- A la esperanza no hay que darle un plazo infinito. Cuando se comprueba la inutilidad de seguir confiando en ella es mejor abandonarla.

- Reconocer una realidad –aunque sea desagradable- es digno. Empeñarse en auto-engañarse es indigno.

 

 

Francisco de Sales

 

(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:

http://buscandome.es/index.php/board,89.0.html)

 

 

 

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CAPÍTULO 118 - ÉL ES ÚNICO/ELLA ES ESPECIAL

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CAPÍTULO 118 - ÉL ES ÚNICO/ELLA ES ESPECIAL

-EL PELIGRO DE LAS FALSAS EXPECTATIVAS-

 

Este es el capítulo 118 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER

 

 

Esto de que el amor no sea algo que se pueda medir o cuantificar de algún modo para poder verificar y certificar que realmente es un amor de verdad –para estar del todo seguro de que uno está enamorado y no es un encoñamiento o cualquier otra cosa- es una contrariedad.

 

Porque se podría evitar ese error tan común de idealizar al otro. Al idealizarle le estamos elevando sobre la realidad, y de hacer eso se encargan la fantasía, los intereses o los deseos, la ilusión y la utopía… y ninguno de ellos está cabalmente autorizado por su demostrada falta de sensatez y por su desajuste de la realidad.

 

Así pasa en muchas ocasiones: que se le convierte al otro en alguien que no es. Se proyectan sobre él cualidades que realmente no tiene, y se le convierte en alguien irrealmente especial.

 

Y entonces, los ojos obnubilados -o ciegos- y la fantasía -que ha sido capaz de inventar para el otro el personaje de un Dios o una Diosa en la Tierra y convertirlo en objeto de su equivocadamente llamado amor-, lo subliman de tal modo que se convierten en esclavos de ese ser perfecto –pero incierto- con el que están y no quieren perder el privilegio de disfrutarlo, de tenerlo a su lado. Y lo que es peor: es algo que el otro no ha solicitado… pero acaba siendo víctima de una ilusión en la que él no desea participar.

 

Y por lograr poseer a ese ser fantástico –irreal, que con la imaginación se ha convertido al otro miembro de la pareja- están dispuestos a negar la evidencia, y se vuelven incapaces de ver la auténtica realidad del otro.

 

Quien está en esta situación se obsesiona, cegado, con esa persona y no es capaz de comprender que en el mundo hay más, muchos más; que hay otras y otros, y que sólo hay que abrirse a la tarea de coincidir con ellos.

 

Personalmente, estoy convencido de que sería feliz con más de un millón de mujeres que hoy no conozco, y que las haría igualmente felices si tuviera ocasión de entablar contacto con ellas. Porque la felicidad no depende sólo del otro, sino de la actitud de cada uno y de su capacidad de entrega en la relación.

 

Porque la realidad es que hay seres excepcionales, cariñosos, generosos, amables –amables no solamente quiere decir agradables y educados, sino que significa dignos de ser amados-, y están ahí, afuera, solamente hay que borrar de la mente y del corazón cualquier vestigio obsesivo actual o anterior, y estar predispuestos a conocerles en carne y huesos, a ofrecer y a recibir, desde una apertura que sea capaz de acoger sin trabas ni exigencias a quien llegue de buena fe.

 

Cuando una persona tiene un apego excesivo hacia otra, seguramente no sea amor lo que siente, sino una dependencia que se ha convertido en capricho, encoñamiento, u obsesión. Y eso es realmente grave.

 

Al idealizar al otro se le está impidiendo su libertad para mostrar quién es y cómo es, porque quien idealiza excesivamente a otro, quien le pone la etiqueta de único, está penalizando al otro poniéndole una titulación que no ha pedido. Le ha subido a un pedestal en el que tal vez no quiera estar y del que muy probablemente acabará cayendo.

 

El otro, o la otra, pueden ser especiales –como todo humano puede ser especial en alguna cosa- pero no son únicos. Hay más. Hay otros. El mundo sigue aún más allá de donde algunos han puesto el fin.

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- Los Seres Humanos tenemos derecho a mostrarnos tal como somos.

- Cuando se acepta a una persona hay que aceptarla tal como es. Si se pretende que cumpla nuestras expectativas idealizadas y para eso se le exige que se convierta en el personaje de nuestra fantasía, nos estaremos engañando.

- Todos somos únicos, todos somos especiales. Pero tal vez no el único o el especial que el otro imagina.

- El problema de las ilusiones utópicas es que te pueden desilusionar.

 

 

Francisco de Sales

 

(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:

http://buscandome.es/index.php/board,89.0.html)

 

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CAPÍTULO 117 - BUSCAR UNA RELACIÓN (AUNQUE SEA MALA) PARA HUIR DE UNA SITUACIÓN PERSONAL INDESEADA

-EL PELIGRO DE LAS FALSAS EXPECTATIVAS-

 

Este es el capítulo 117 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER

 

 

Algunas mujeres, para huir de la casa de sus padres –porque estos les imponen limitaciones o normas rigurosas, o porque la relación con ellos no es satisfactoria-, o porque no se sienten bien solas, se auto-engañan enzarzándose en una relación que no les aporta casi nada de lo que desean, pero que, sopesándola en una balanza imaginaria, parece que les es favorable.

 

El auto-engaño suele durar poco. La contundencia de la dura realidad no soporta durante mucho tiempo la mentira.

 

Al poco tiempo de abandonar la casa de los padres, o su propia soledad si es que no la soportaba, se da cuenta de cómo es en realidad su pareja y comienza el declive ya anunciado con grandes letras que no quiso ver.

 

Cuando se idealiza a una persona, se está cometiendo un auto-engaño que traerá nefastas consecuencias. En primer lugar, porque al que se ha idealizado se le adjudican unas cualidades y virtudes que no tiene, pero que tampoco él ha dicho que las tenga –exceptuando que el otro haya mentido deliberadamente y se le haya creído-, y se le exige de acuerdo a esa idealización, con lo que se le está requiriendo algo extraordinario, y le costará mantenerse a la altura de la fantasía imaginaria. En segundo lugar, se han supuesto o adjudicado unas cualidades y virtudes inciertas, y cuando por fin se quiera reconocer que no son tal como se quiso presuponer, la otra persona caerá de golpe del pedestal –al que no se había subido voluntariamente ni había pedido que se le subiera, no hay que olvidar esto- y perderá toda valía. Dicho de otro modo: si el otro vale 6, pero uno quiere creer que vale 10, cuando por fin se quiera admitir que no vale 10 pasará, erróneamente, a valer 0. Y lo grave es que la otra persona, y la relación, sin proponérselo, serán las víctimas de la insensatez de quien idealizó.

 

La otra razón para buscar una relación que a corto plazo se verificará que no era adecuada, es la que utilizan algunas mujeres (ya son muy pocas afortunadamente) que consiste en conquistar a un hombre y formar una pareja solo para solventar económicamente su presente y su futuro.

 

Si una mujer es consciente de su falta de valía social –que puede ser una falta de valía imaginaria producto de su baja Autoestima-, porque es muy poco agraciada o tiene algún defecto físico importante, porque su nivel cultural o laboral no le permite acceder a un modo de vida autosuficiente, porque ha tenido ya varias relaciones y todas le han salido mal, o porque considera que ya se está haciendo mayor y teme quedarse sola, puede llegar a auto-convencerse de que prefiere una relación cualquiera, sea la que sea y en las condiciones que sean, antes que quedarse sola. Y si a ambos les parece bien, puede estar bien, pero si ambos son muy conscientes de lo que hay y no esperan otra cosa.

 

Hay que tener mucho cuidado, y mucha honradez, para no engañar al otro haciéndole creer lo que no es cierto. Hay que respetar íntegramente a la otra persona y no jugar, solo por provecho propio, con su dignidad y con sus sentimientos. Y no prometer nada que no se vaya a cumplir y no decir cosas que no son ciertas solamente para halagar o quedar bien.

 

Hay que cuidar de no hacerle víctima del juego personal de intereses.

 

Y todo lo descrito en este apartado también puede ser viceversa.

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- Si uno se mete en una relación creada sólo para sus propios intereses… que lo tenga muy claro y lo asuma tal como es, o se decepcionará enseguida y mucho. Se decepcionará de sí mismo.

- Se puede entender la desesperación de una persona que prefiera estar mal acompañada antes que estar sola, pero hay también hay que tener en cuenta la honradez de no engañar a la otra parte.

- En muchos casos, meterse en una relación sólo por escapar de una mala situación personal puede llevar a una situación peor.

 

 

Francisco de Sales

 

(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:

http://buscandome.es/index.php/board,89.0.html)

 

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CAPÍTULO 116 - CONVERTIR AL SAPO EN PRÍNCIPE AZUL

-EL PELIGRO DE LAS FALSAS EXPECTATIVAS-

 

Este es el capítulo 116 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER

 

 

Todos somos humanos.

 

Eso implica que la perfección absoluta es algo inhabitual en ellas y en ellos.

 

Por eso es interesante reconocer que el otro está siendo una realidad que no se debiera manipular. Ni para bien, ni para mal. Ni para lo que a uno le parece bien ni para lo que a uno le parece mal. O  sea, ni para lo que a uno le interesa ni para lo que a uno no le interesa. No se debe manipular al otro al propio antojo, pero sí se puede –y se  debe- dialogar para ver si es posible hacer algunas modificaciones que pueden beneficiarle a él y a la relación.

 

Además del posible autoengaño inconsciente que se forma del hombre durante el enamoramiento -del que a muchas no les interesa salir para no darse de bruces con la realidad del sapo que tienen en casa-, muchas veces se insiste en disimularlo para que nadie más se dé cuenta de ello, y se le ensalza cuando se habla de él -para que los demás colaboren en fomentar la gran mentira que se está creando-, y se le mira con los ojos teñidos de rosa ilusión -pero desilusionada- o verde esperanza -pero desesperanzada-, o directamente no se le mira a él, sino a la imagen que se creó en su momento, cuando todo parecía ideal.

 

Idealizar al otro es uno de los más dramáticos y perjudiciales autoengaños, en el que además ambos acaban siendo los perjudicados.

 

Si una persona idealiza a la otra, no sólo se está auto-engañando, sino algo que aún es peor: está engañando a la relación. Está intentando construir una relación sólida sobre la base inestable y quebradiza de una mentira. Auto-engañarse –con lo cual también está engañando al otro- creyendo que el otro es algo distinto de lo que realmente es, se convierte en algo perjudicial para los tres: para él, para ella, y para la relación. Está condenándola irremediablemente al fracaso.

 

El otro, y la otra, tienen que admitir la realidad -porque esa realidad es la única verdad- y, a partir de lo que vean, decidir si es algo que pueden asumir sin grandes conflictos, o si es algo que antes o después va a causar un efecto devastador. Y si este último es el caso, cuando se descubra es el mejor momento de dar por finalizada la relación de un modo racional y amistoso.

 

Al idealizarlo se le estará exigiendo que esté a la altura del pedestal en que ha sido colocado caprichosamente, lo que le impone una responsabilidad que no ha elegido voluntariamente.

 

Y, añadido a lo anterior, se le comienza a exigir pero no en función de lo que es en realidad, sino en función de lo que el deseo del otro, por su propio interés, ha decidido suponer. Le condena a una vida de tensión que no ha pedido.

 

Sí que está muy bien ensalzar los valores y cualidades que se le encuentran –por ahí van los pasos que llevan del enamoramiento al amor- pero también hay que valorar, y con la mismo medida, los defectos y carencias.

 

Si se le acepta tal como es, con defectos y virtudes, se logrará que él se pueda mostrar natural y como realmente es, y de ese modo entregará lo mejor de sí mismo, y se mostrará con plena libertad. Y aceptará con naturalidad que ella también muestre sus defectos y carencias.

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- El engaño y el auto-engaño no están permitidos en las relaciones porque son perjudiciales y devastadores.

- Una persona sólo cambia si desea cambiar, no se le puede imponer hacer algo que no quiere hacer.

-  Los Seres Humanos, todos, tenemos defectos y no siempre hacemos las cosas del modo que los otros consideran adecuado. Esto hay que tenerlo claro. Y quien no quiera aceptarlo se engaña.

- Los Príncipes y Princesas sólo existen en la fantasía. Los que existimos en realidad no somos perfectos. Y esto es y hay que aceptarlo así.

 

Francisco de Sales

 

(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:

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CAPÍTULO 115 - LA NECESIDAD DE SER NECESITADOS

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CAPÍTULO 115 - LA NECESIDAD DE SER NECESITADOS

-EL PELIGRO DE LAS FALSAS EXPECTATIVAS-

 

Este es el capítulo 115 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER

 

 

Hay personas que, principalmente por conflictos con su baja o inexistente Autoestima, no son capaces de quererse a sí mismas, les cuesta encontrar sentido a tener una vida orientada a cuidarse, amarse y darse satisfacciones, tienen dificultades para ser autosuficientes en algunos aspectos, o tienen la imperiosa necesidad de ser halagadas por los otros ya que no son capaces de halagarse a sí mismas.

 

Hay algunas personas que disfrazan de generosidad y altruismo lo que no es otra cosa que la creación subliminal y sumisa de una dependencia -dependencia del otro hacia ella-, de modo que acabe atado con un lazo que le resulte imposible de desanudar.

 

Hacen todo lo posible para convencer y demostrar al otro que sin ellas no podrían vivir. También sucede al contrario.

 

Adoptan un papel de padre o de madre amable –o de lo que haga falta- y tratan de convencer –directa o subliminalmente- al otro de que les deben lealtad y que tienen que respetar una dependencia de la que no pueden, ni deben, escapar.

 

O se hacen cargo de los asuntos y embrollos del otro, para resolvérselos, de forma que el otro entienda perfectamente el mensaje oculto: “¿qué vas a hacer sin mí?, sin mí eres nada.”

 

El fallo se esconde en esa actitud inciertamente salvadora que en realidad suplanta a la necesidad verdadera: la de querer conseguir la “dependencia” incondicional por parte del otro, y la necesidad de sentirse necesitada para asegurarse tenerle a su lado. Aunque sea utilizando argucias en vez de amor.

 

Es mejor, más ético y decente, hacer lo necesario para crear el interés y el deseo del otro de amar a una, exclusivamente y para siempre.

 

Es mejor, más honesto, y más interesante, que ambos puedan decir libremente: “estoy contigo porque te amo y no porque te necesito”.

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- El sentimiento de libertad personal es imprescindible en una relación.
 Hay un compromiso entre ambos de estar unidos… pero desde la libertad de querer estar.

- “Estoy contigo porque te amo y no porque te necesito”. Este concepto tiene que presidir las relaciones y si no se cumple… algo está fallando y la relación puede convertirse en insana.

- No busque ser necesitado, busca ser amado.

 

 

Francisco de Sales

 

(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:

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CAPÍTULO 114 - NO COMPORTARSE DEL MODO ADECUADO CUANDO LAS COSAS YA NO VAN BIEN

-LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER-

 

Este es el capítulo 114 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER

 

 

Toda aquella persona que se encuentra en un Proceso de Desarrollo Personal –incluso aunque no sea consciente de que está en ello- está tratando de ser mejor persona, y por ello no debería permitirse actuar de un  modo incorrecto, según su propio criterio, o siendo lo contrario de lo que pretende ser.

 

Aunque el otro, con su forma de ser o actuar, sea merecedor de un trato poco amable, y aunque el amor se haya congelado o lo haya arrasado el tiempo y no quede ya nada de él, y aunque uno esté muy enojado o rabioso, no debe mostrar de sí mismo nada más que la mejor parte. Lo que no quiere decir que haya que ser tolerante y sumiso ante cualquier tipo de agresión, ya que dudo mucho de que en ese caso haya que poner la otra mejilla.

 

Es mejor que uno, y su dignidad y su ética, queden por encima de cualquier estado de ánimo alterado pasajero, que está previsto que se irá relajando muy poco a poco y llegará a desaparecer. Es el momento de demostrar quién y cómo se es, y esto hay que hacerlo más por uno mismo que por el otro. Sería incorrecto que además de ser perjudicado por tantas cosas como conlleva una mala relación y su disolución –que casi nunca es fácil- uno tenga que llevarse disgustos que van a afectar a su estado de ánimo, a su salud física y mental, a su estabilidad, y a su Autoestima. Además de que según sea el modo en que se cancele la relación puede que uno quedar o no indemne como para iniciar la siguiente etapa en soledad o en compañía.

 

Es bueno sacar de donde sea un poco de cordura y preguntarse: esta actitud agresiva mía, ¿en qué me va a beneficiar? Lo habitual es que la respuesta sea: en nada. Y ya solamente queda tomar la decisión de qué se va a hacer ante la contundencia de la respuesta, si auto-agredirse estando mal o si actuar sinceramente como si no afectara.

 

Y otra vez: por respeto a lo que hubo, por respeto a los seres queridos que se puedan ver afectados, y por respeto a uno mismo, es mejor terminar lo mejor posible las relaciones que tengan que acabar. Y si no se hace así, es casi seguro que más adelante uno se arrepentirá de lo que hizo o de cómo lo hizo, y entonces ya no tendrá remedio.

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- Cuando uno está alterado, enojado, o rabioso, generalmente no tiene la ecuanimidad necesaria para actuar con serenidad, pero es en esos momentos precisamente cuando uno debe ser consciente de lo que hace.

- La disolución de una relación que no va bien es el comienzo de la paz emocional o de otra relación más satisfactoria.

- La dignidad y la ética tienen que estar por encima de cualquier descontrol emocional.

- Cuando las cosas no van bien hay que buscar soluciones y no culpables.

 

 

Francisco de Sales

 

(Si le interesa ver los capítulos anteriores, están publicados aquí:

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TU VIDA SIN TI

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TU VIDA SIN TI

 

Detente.

Aquieta tu mundo.

 

Para,

no sea que se altere el tiempo

y el futuro se confunda con el pasado,

o que los pájaros vuelen hacia atrás

y llueva hacia arriba.

 

Quieto.

La vida tiene su ritmo

y maneja sus tiempos.

 

No corras alocado hacia mil destinos distintos;

párate a sentir, a ver, a respirar el aire.

Siente el suelo en tus pies.

 

No permitas que tus pasos

sean más largos que tus piernas.

 

No vayas galopando a todos los sitios,

dejando sólo la fugacidad de tu pasar.

Implícate, siente.

Alégrate o sufre.

 

La intensidad la da la atención.

Las cosas sin ti,

sin tu presencia,

no te muestran su encanto.

 

Los milagros sólo se producen cuando los miras.

 

Tu vida,

sin ti,

no tiene sentido.

 

 

Francisco de Sales

(Más poesías y prosa en www.franciscodesales.es)

 

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CAPÍTULO 113 - ELEGIR DESACERTADAMENTE

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CAPÍTULO 113 - ELEGIR DESACERTADAMENTE

-LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER-

 

Este es el capítulo 113 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER

 

 

Esto no debería suceder, pero sucede.

 

No se escoge desacertadamente a conciencia, pero sí puede suceder que en algún momento se descubre que se ha elegido mal, aunque, precisamente para evitar que esto llegue a suceder, debería utilizarse con provecho la etapa de enamoramiento y conocimiento mutuo.

 

¿Qué hacer en este caso?

 

Lo siento, pero no conozco una fórmula infalible y universal que sirva para todos los casos.

 

Cada persona, en función de sus condiciones personales y sus circunstancias, deberá decidir qué hacer en el momento en que tiene ya la certeza confirmada de que eligió mal.

 

Habrá quien apechugue con ello para el resto de su vida, resignado y sin rechistar, y sin pensar ni siquiera hipotéticamente en un abandono; habrá quien no tenga más remedio que seguir por las circunstancias que sean, o que no encuentre otra posibilidad, y seguirá en ella; habrá quien no le dé excesiva importancia y conviva del mejor modo posible, porque su ambición o su autoestima no dan para más; y habrá quien reconozca ante sí mismo su equivocación al elegir, dejará la relación, y se pondrá en algún momento a la tarea de emparejarse de nuevo, procurando en esta ocasión no cometer el mismo desacierto u otro similar.

 

Mientras antes se dé cuenta uno de su desacertada elección, y menos tarde en aceptarlo, asumirlo, y ponerle remedio, será mejor. Mientras más tiempo pase todo se volverá más complicado. Estarán más involucrados ambos y posiblemente otros terceros que no tienen culpa pero también se verán afectados, así que si se han descartado otras posibilidades y se ve la disolución de la relación como la más adecuada, habrá que echar mano de la mayor delicadeza, del cariño, del cuidado, y deshacer la relación. Preferiblemente con la aprobación y la colaboración del otro.

 

Elegir desacertadamente no debe conllevar necesariamente un proceso de auto-agresión, de enemistad consigo mismo, y menos de venganza o menosprecio. Es en un momento así, precisamente, cuando más se necesita de la comprensión y del Amor Propio. Cuando más se necesita la aceptación íntegra y no la enemistad.

 

“Desacertar” es una posibilidad como también lo es “acertar”. Puede suceder. Y hay que aceptarlo con naturalidad, como parte del aprendizaje de la vida, para la que, no hay que olvidarlo, nadie está preparado.

 

“Desacertar” necesita del mejor amor de uno mismo, del máximo y más exquisito cuidado, de una protección incondicional –como uno mismo haría con su mejor amigo en una situación igual-, y de unas palabras sinceras de ánimo que emanen directamente del corazón.

 

“Desacertar” no es un drama, aunque si se insiste inadecuadamente en reprocharse y castigarse se puede llegar a lograr que sea mucho más y mucho peor que un drama.

 

“Desacertar” es algo que sucede, aunque no se desee. Y cuando sucede hay que tratar de enmendarlo, pero con el mismo cuidado con que se levanta del suelo al niño que está aprendiendo a andar y se ha caído. Todos estamos aprendiendo a andar por la vida, y todos nos caemos. Sí, todos.

 

Elegir desacertadamente es una posibilidad. No es la deseada, pero cuando se ha hecho así hay que resolverlo. Castigarse a permanecer en la relación por haber “desacertado” es una injusticia imperdonable, inaceptable, inhumana, y esta sí es una verdadera equivocación, una mala elección, con la agravante de haberla hecho a conciencia… y sin corazón.

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- En los errores es cuando más se necesita uno a sí mismo y sin reproches ni condiciones.

- Elegir mal a la pareja se puede considerar un error, pero seguir con esa persona después de haberlo descubierto SÍ QUE ES UN GRANDE Y GRAVE ERROR.

- Ante una mala elección… mucho Amor Propio. No reproches, no menosprecios. Sí mucho Amor a uno mismo.

 

 

Francisco de Sales

 

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8313462066?profile=RESIZE_710x¿POR QUÉ NOS CUESTA PONER LÍMITES A LOS OTROS?


video:

https://www.youtube.com/watch?v=2hjy23R80YQ


En mi opinión, andamos bastante confundidos y faltos de firmeza en esto de poner límites a los otros; en general, consentimos más de lo que sería adecuado.

El inconveniente de esto es que el hecho de no marcar límites cuando los consideramos necesarios es algo que se vuelve en nuestra contra y acabamos siendo los perjudicados por nuestra actitud.


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CAPÍTULO 112 - PROVOCAR LAS DISCUSIONES EN MAL MOMENTO

-LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER-

 

Este es el capítulo 112 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER

 

 

Los enfrentamientos, las peleas, las discusiones, y todos aquellos diálogos que no se hagan desde el amor, desde la cordura y el respeto, son situaciones a evitar. Todas van cargadas de una cierta violencia verbal, son guerreras, y provocan distanciamientos.

 

En las relaciones van a aparecer situaciones y asuntos en los que ambos no estarán de acuerdo, y pueden aparecer en momentos no apropiados porque uno o ambos estén extremadamente sensibles o tengan un mal día; en esas circunstancias no se puede disponer de la serenidad suficiente necesaria para darse cuenta de que es mejor aplazarlo, y lo que debería ser un intercambio sereno de opiniones y razones puede acabar siendo una batalla cruenta en la que se olviden los principios de amor que les unen y se inicie un conflicto del que ambos se van a arrepentir.

 

En las discusiones cada uno defiende una postura y, generalmente, no se está abierto a escuchar al otro y sus razones. Se trata más de defenderse y atacar y no de concordar, y se trata más de imponer un criterio que de dialogar comprensivamente. Así que es mejor tener acordado que cuando se presente una situación que tiene visos de acabar de mala manera es mejor que quien se dé cuenta le recuerde al otro el acuerdo que tomaron, en un momento de serenidad, con respecto a lo que hay que hacer en estos casos cuando se presentan. Y lo más prudente tal vez sea aplazarlo un poco.

 

En una relación no se debería entrar en una disputa por quién es más listo, quién tiene razón, quién vale más de los dos, o quién mete la pata más a menudo. Se trata de convivir y no de competir. Cada uno de los dos destacará en una cosa y estará menos preparado para otra, pero no se trata de batallar por ello, sino de unir fuerzas y entre los dos hacerlo mejor. La suma de las cualidades de ambos mejora a las individualidades separadas.

 

Lo adecuado no es callar y esperar que se olvide sin más: eso es contraproducente y no resuelve un conflicto que acabará quedándose entre los motivos acumulados para guardar rencor por parte de quien se enfadó hacia el otro. Otro granito de arena que se añadirá a un montón que puede acabar siendo una montaña. Si no se resuelve, se quedará por la mente dando vueltas y más vueltas y más se irá acrecentando mientras más se piense en ello, porque quien no ha podido expresarse creerá que no es tenido en cuenta, ni sus opiniones ni su situación, se sentirá ninguneado, y eso pueda acabar siendo más grave que lo que se cree haber evitado olvidándolo.

 

Lo adecuado es esperar hasta serenarse, buscar el momento y el lugar apropiados, tener presente que el motivo de la reunión es para expresar sentimientos o situaciones y no para reprochar –y menos aún, reprochar sin aportar nada-, ni tampoco para iniciar una contienda; hacerlo desde el amor que ambos se profesan, diciendo lo que se tengan que decir pero con cuidado, después de haberle quitado la agresividad y la ponzoña, sin hacer daño y teniendo claro que se trata de resolver algo para que no perjudique a la relación y permita que ésta pueda mejorar. No convertirlo en algo personal.

 

Paciencia, amor, comprensión, amor, delicadeza, amor, respeto, amor, empatía, amor…

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- Discutir no es pelear ni es atacar ni insultar ni menospreciar ni tratar de imponer. El diccionario lo dice my claramente: examinar atenta y particularmente una materia.

- La serenidad, el diálogo constructivo y el amor son imprescindibles cuando se trata de solucionar cualquier asunto.

- En la relación se pueden tratar todos los asuntos, pero es conveniente seleccionar el modo de hacerlo, el tono de la conversación, la intención… y el momento adecuado.

- El amor es un buen árbitro en una discusión.

 

 

Francisco de Sales

 

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SÉ EL CONSTRUCTOR DE TU FUTURO

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SÉ EL CONSTRUCTOR DE TU FUTURO

 

 

En mi opinión, englobamos demasiadas cosas en eso que llamamos futuro y dejamos en sus manos muchas cosas que realmente son importantes para nosotros y que realmente requieren una atención en este momento.

 

Ya sabemos que el futuro no existe. Que a eso que llamamos ahora futuro –que es algo que parece muy grande- cuando se presenta es solamente presente y es efímero.

 

A veces pensamos que las cosas desagradables que nos suceden se arreglarán solas en el futuro –y el futuro no es mágico ni tiene superpoderes- y nos auto-engañamos consolándonos en este presente con creer que en algún momento será sustituido por un futuro más venturoso.

 

Hacemos planes para el futuro como si éste fuera el remedio o la solución excelente para cualquier problema. Como que habrá “borrón y cuenta nueva” cuando llegue el futuro, que llegará colmado de dichas.

En realidad, los planes que tiene el futuro para nosotros se basan en los planes que hagamos en el presente.

 

No es acertado confiar en cambios radicales espontáneos y es mejor no pensar sólo a largo plazo porque el futuro hay que ir construyéndolo desde ahora.

 

El futuro empieza ahora mismo, ya está en marcha.

 

Es el resultado de lo pasado y del presente, así que nos corresponde ahora cimentar lo que queramos tener más adelante. Sólo el esfuerzo y la dedicación de este momento harán posible alcanzar esos sueños que si no ponemos ya en marcha se quedarán en utopías irrealizables que acabarán en una frustración que puede ser el preámbulo de una depresión y de una sensación de fracaso inconsolable.

 

Lo que está por venir, que es donde estaremos en otro momento más adelante, no siempre es inevitable. Me cuesta creer en un determinación ajena –eso que llamamos destino- que me marque una predestinación inexpugnable y más bien creo que puedo intervenir para que sea de uno u otro modo.

 

Creo que participar en el diseño de lo que vendrá –o donde llegaré-  es una responsabilidad y una obligación personal. Que tengo que intervenir y no dejar que sea mi inacción quien decida por mí, porque no tomar decisiones ya es tomar una decisión: la de no hacer, y los resultados generalmente tienden a ser peores que la acción.

 

También pienso que es una tontería soportar los resultados de mis indecisiones -quedándome en la queja de una pataleta infantil- cuando tengo la opción de hacer que mi vida sea distinta  y más positiva de lo que sería si no intervengo.

 

Es muy conveniente y necesario hacer planes para el futuro –para ese hipotético futuro que puede no llegar a presentarse nunca-, pero hay que hacerlos ya. Hoy. Ahora. Y no dejar nuestra vida exclusivamente en las manos irresponsables del azar o de la suerte… o de la fatalidad.

 

ASÍ EVITAREMOS QUE EL FUTURO SEA “ALGO QUE VA A PASAR” Y SE CONVIERTA EN “LO QUE QUEREMOS Y DECIDIMOS QUE PASE”.

 

Y sí, ciertamente tenemos este poder en gran medida. No seremos ingenieros en el futuro si no iniciamos la carrera ahora.

 

El futuro no es algo ajeno y que tiene entidad propia y poder de decisión, sino que se va conformando en torno a nuestras acciones de este momento. Puede tener una leve autonomía, porque nos sucederán algunas cosas que no dependen de nosotros y vendrán impuestas por las decisiones o hechos de otras personas, pero la directriz principal por donde SÍ queremos que discurra la tenemos que marcar nosotros y lo que suceda inevitablemente -por causas ajenas a nosotros- serán hechos accidentales y puntuales que tendremos que aceptar.

 

Que el futuro no sea un destino inevitablemente definido del que es imposible escapar, porque podemos convertirlo en una maravilla de la que podremos gozar. No estamos destinados a soportar inevitablemente lo que se vaya presentando sino que tenemos la oportunidad de trabajar ahora en ese proyecto al que llamamos futuro.

 

Entender esto en el alma y no sólo en la mente debería aportarnos un estado más ligero con respecto al posible miedo al futuro y aportarnos la esperanza de que no todo está perdido y ahora, hoy, en el presente, podemos hacer algo para que sea más de nuestro agrado.

 

Te dejo con tus reflexiones…

 

Francisco de Sales

 

 

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CAPÍTULO 111 - HAY QUE SER UN POCO EGOÍSTA

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CAPÍTULO 111 - HAY QUE SER UN POCO EGOÍSTA

-LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER-

 

Este es el capítulo 111 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER

 

 

“Es una injusticia no pensar en el bien de uno y pensar exclusivamente en el bien del otro.”

 

 

Cuando uno cree -o sabe- que ya no está enamorado como lo estuvo antes, es difícil encontrar el equilibrio perfecto entre lo que grita la mente y lo que opina el corazón. Cada uno de ellos aporta sus explicaciones razonadas, o sus sentimientos puros, y cada uno de ellos trata de tirar hacia su lado.

 

La mente puede presentar un cuadro imparcial, analítico, de cómo está la situación sentimental vista desde fuera y despojada de sentimientos, los cuales, en su acertada opinión, pueden alterar la visión de la realidad. Y ve lo que queda y lo que ya no hay.

 

El corazón, en cambio, recurre a hablar del amor que hubo –eso: que hubo…- y de las tibias brasas del amor -que ya no es amor- que aún quedan, y de las oportunidades que hay que dar, una tras otra, y de no hacer daño al otro, y de esperar un poco más de tiempo por si cambian las cosas. El miedo y el idealismo le confunden.

 

Si uno considera de sí mismo que es lo que pudiera llegar a llamarse un “egoísta” que sólo piensa en sus intereses y los antepone a “la relación”, le van a saltar a la yugular argumentos del estilo de la falta de sentimientos cristianos, la deserción pecaminosa del compromiso que adquirió en el enlace, el miedo a tomar una decisión equivocada, su indecisión –que es otra vez el miedo a equivocarse-, la preocupación por los resultados y por todos los que pueden estar afectados por su decisión, el qué dirán los demás… así que la suma de todos esos argumentos, incluso uno solo de ellos, ya son razón –sin razón o una razón equivocada- más que suficiente para aplazar la toma de la decisión que pudiera ser correcta: la de poner fin a la relación.

 

“Le voy a dar otra oportunidad”, se puede pensar. En realidad, se está dando uno a sí mismo otra oportunidad para pensar bien lo que le pasa, lo que no le pasa, lo que siente, lo que no siente, y todos los demás conflictos que se le amontonan en la mente. Y tiempo para espantar sus fantasmas, para aclarar sus embrollos, para recargarse de energía.

 

En cambio, si tuviera un pensamiento más racional, y le hiciera caso a ese pensamiento, y tuviera una conciencia menos limosnera y más imparcialidad de juicio, podría tomar con más seguridad y rapidez la decisión.

 

Esto de no hacer lo que es conveniente para uno es complicado de entender para quien vive más tiempo en el corazón, o para quien le resulta imposible desapegarse de sus creencias.

 

Es obligación de cada persona, por imposición de la propia naturaleza personal, preservarse. Protegerse. Ponerse a salvo. Defenderse. Evitarse males y sufrimientos innecesarios. Cuidarse.

 

Es una tarea personal ineludible: anteponer los propios intereses a los de los otros. Aunque suene extraño y haya oídos que no quieran escucharlo y mentes sin actualizar que se opongan porque creen que se tienen que oponer. No es un acto de egoísmo preservarse, sino un acto de justicia y de Amor Propio. Y el cumplimiento de una ley divina.

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- Perjudicarse no es adecuado.

- Uno tiene el deber de velar por su bienestar y sus intereses.

- Dar sin recibir algo a cambio es injusto. Está bien ser bueno, pero no está bien ser tonto.

- Los derechos del otro acaban donde comienzan los propios.

- Hay que hablar y buscar soluciones, pero si no hay soluciones hay que tomar las decisiones que sean convenientes para uno.

 

 

Francisco de Sales

 

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CAPÍTULO 110 - REPETIR LOS ERRORES ANTERIORES

-LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER-

 

Este es el capítulo 110 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER

 

 

Pues así pasa.

 

Parece sorprendente, ¿verdad?

 

Pues sucede.

 

Algunas personas no quieren reconocer su porción de culpa, la parte que corresponde a sus desaciertos, dónde fallaron, qué hicieron mal para que la relación no terminara bien.

 

Les resulta más fácil echarle la culpa de todo al otro. Es más cómodo. Así se resuelve todo de un plumazo. Uno se lava las manos y ya está preparado para empezar con otro que no sea tan… como el otro.

 

Y esto es desacertado.

 

Y grave.

 

Porque si no se pasa por el duelo de haber finalizado una relación, si no se asume lo que pasó y la responsabilidad personal en ello –si es que la hubo-, y si se pretende despacharlo al olvido sin más, entonces no se habrá aprendido nada, y la siguiente relación tiene casi las mismas posibilidades de fracasar.

 

En un ejercicio honrado de reconocimiento de las culpas y desaciertos, si es que los hubo, –y sin que ello sea motivo para reprocharse muchas cosas y enemistarse consigo mismo-, desde una actitud presidida por la integridad, se ha de hacer un repaso de todo lo que ha sido la relación.

 

En ese repaso uno se felicita por las cosas buenas y se propone firmemente no volver a repetir las que no lo fueron tanto. Sin más. Sin aspavientos y sin hacer un drama. Son innecesarios los auto-reproches melodramáticos. Con darse cuenta de lo que ha sucedido y ser consciente de lo que no se quiere repetir, ya es suficiente.

 

Pero, por favor, por el bien propio, sin engañarse; reconocer y aceptar sinceramente lo que ha pasado y tener cuidado de no volver a tropezar en la misma piedra; no caer en esa excusa barata que algunos utilizan de “yo soy así y el que quiera que me acepte y el que no…” y esta frase que cada uno la termine como desee.

 

Es humano haber tenido errores, lo que es inhumano es volver a repetirlos nuevamente.

 

Como ninguno hemos sido entrenados ni preparados a conciencia para esta experiencia de vivir y compartir con otro de un modo mucho más íntimo y con sentimientos por medio, a pesar de la buena voluntad y el amor que se pongan, ni siquiera con eso será suficiente y hay en todas las relaciones –que nadie lo dude- momentos tensos, momentos de crisis más o menos seria, errores, palabras dichas que mejor hubiera sido evitarlas, silencios, desconciertos, errores a pesar de que no sea lo deseado… y si alguno de los errores fue lo suficientemente grave como para terminar con la relación, ahora ya se sabe qué es lo que no hay que hacer.

 

Atención, pues. Y amor en esa atención. Uno no quiere volver a pasar por lo mismo, y es mejor no volver a repetir una experiencia desagradable.

 

Vivir con consciencia, dedicarle la atención y el cuidado que se merece… y no repetir los desaciertos anteriores.

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- Es humano tener errores, lo que es inhumano es volver a repetirlos nuevamente.

- En las relaciones fallidas hay que asumir la parte de responsabilidad con honradez y humildad. Y hay que aprender.

- Potenciar el amor y la relación es observarse en las actitudes cotidianas entre ambos. Y preguntar. Y hablar. Y mejorar continuamente ambos.

 

 

Francisco de Sales

 

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CAPÍTULO 109 - NO AMAR O NO SABER AMAR

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CAPÍTULO 109 - NO AMAR O NO SABER AMAR

-LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER-

 

 

Este es el capítulo 109 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER

 

 

Si estamos de acuerdo en que el amor es imprescindible en la relación de pareja, ya que la pareja se ha formado por motivos sentimentales, no amar sería una contradicción inexplicable.

 

No amar al otro es un claro indicativo de que la relación amatoria con esa persona no está siendo adecuada.

 

Para saber cómo son de auténticos los sentimientos hacia el otro sólo es necesario hacerse una pregunta y responderse con honestidad: ¿le amo?, no vale decir “le quiero” –porque también se le quiere al perro, al equipo de fútbol, y hasta al último vestido comprado.

 

La pregunta es: ¿le amo?, y si brota un “sí” inmediato y espontáneo, acompañado de una sonrisa externa y otra interna, entonces va bien la relación y la respuesta es creíble.

 

Si se le quiere –que bien entendido, y aceptado por ambos, puede ser un excelente sustito del amor-, y con esto se tiene suficiente, está bien.

 

Si la respuesta es “no lo sé…”, algo va mal.

 

Si es “me siento a gusto...”, tampoco va bien.

 

Si se parece a “es una buena persona…” se está eludiendo decir “no”.

 

Si la respuesta es un “no” rotundo no hay que darle más vueltas. Está claro.

 

No amar es no respetar o no cumplir el principio básico de la relación, y si no se consigue amar al otro conviene preguntarse qué ha pasado; investigar desde cuándo pasa eso y por qué; si es algo pasajero o es algo definitivo; si se tiene intención de resolverlo o ya no queda ni una sola semilla de amor que pueda volver a germinar… y conviene encontrar respuestas sinceras -muy sinceras, porque otras no valen- a todas estas cuestiones. Estas y todas las que se le ocurran a cada uno relacionadas con el asunto.

 

El siguiente paso honrado sería hablar con el otro y afrontar juntos la situación. Esto hay que hacerlo muy bien, con cariño y con delicadeza, porque siempre cuesta trabajo recibir una noticia así y es duro tratar el desamor. Sin duda el otro se alterará inmediatamente, posiblemente reaccione mal y de un modo descontrolado, y hará mil preguntas –la primera, que si hay otra persona- o se encerrará en un mutismo del que no querrá salir.

 

Es necesario tener un momento y un lugar en el que se pueda tratar este asunto con tranquilidad, y que recuerden ambos antes de comenzar la norma de respetarse.

 

Puede ser bueno decirle que no hay una decisión definitiva tomada –o sí, si ya es irrevocable-, que lo único que se desea es compartir su estado interior y sólo se le pide, de momento, respeto y comprensión. Que se le agradece que no agobie, que no trate de influenciar, que no cambie en nada ni haga algo fuera de lo ordinario hasta que uno mismo se haya aclarado.

 

En cambio, si el dilema es que no se sabe amar -aunque amar es innato en el caso de la mujer-, sería interesante distinguir si es que realmente no se sabe amar o lo que no se sabe es mostrar y demostrar el amor.

 

Si uno se ha criado en un hogar o en un ambiente donde no se hablaba con naturalidad y a menudo del amor, y no se relacionaban entre ellos con besos y abrazos, y si además estuvieron siempre ausentes las caricias y los gestos que lo expresan, o si sus padres jamás se dieron un beso en su presencia, ni jugueteaban, ni se cogían de las manos al pasear, es muy posible que lo que esté pasando es que uno esté desentrenado en la expresión, pero nada más.

 

Habrá que hacer un pequeño esfuerzo de aprendizaje para manifestar los sentimientos que se reprimen, y tendrá que darse un pequeño empujón para hacerle al otro lo que le apetezca hacerle o para pedir que le haga lo que se desea, y habrá que obligarse un poco a pronunciar palabras enamoradas, a añadirle picardía amorosa a sus miradas, a soltar los nudos que reprimen…

 

Saber amar es tan sencillo como no obstruir la expresión natural de los sentimientos del corazón.

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- Para las personas que no se manejan con soltura en la manifestación efusiva de los sentimientos: la tarea de hacerlo es ineludible.

- Cuando se ama, manifestar lo que se siente no debiera ser complicado.

- Amar y demostrar el amor es algo de una belleza estremecedora. No se me ocurre otra cosa mejor que amar y vivirlo demostrándolo.

- Para quien tenga dificultades, que se “obligue” un poco al principio hasta que se reencuentre con su naturalidad.

 

 

Francisco de Sales

 

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NO PERMITAS QUE TE DUELAN LAS CRÍTICAS

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NO PERMITAS QUE TE DUELAN LAS CRÍTICAS

 

 

En mi opinión, le damos un excesivo e innecesario poder a las críticas que nos hacen teniendo en cuenta que, generalmente, no coinciden con la realidad sino que son opiniones tomadas sin tener toda la información verdadera, y en muchos casos con la mala intención adicional de hacer daño con ellas.

 

Cuando actuamos críticamente nos consideramos con el poder y el derecho de juzgar a los otros, DESDE LA SOBERBIA de CREERNOS SUPERIORES A ELLOS y más inteligentes y aptos; NOS LLENAMOS, LAMENTABLEMENTE, DE ENGREIMIENTO Y OSTENTACIÓN; nos vestimos de jueces arrogantes que emiten la ley desde unas creencias que pueden ser demasiado rígidas y tal vez sólo aplicables a nosotros mismos, porque pretendemos imponer con nuestra actuación una justicia basada solamente en nuestros criterios y muy posiblemente en traumas y errores que vivimos y repetimos.

 

Y se nos olvida a menudo –demasiado a menudo- que no tenemos derecho a dictaminar algo que vaya más allá del rango de opinión privada –y sin necesidad de ser emitida- y que bajo ningún concepto debemos confundir nuestra suposición con la realidad. En el hecho de criticar siempre hay una intención de descrédito y siempre es desfavorable lo que se dice; hay una mala voluntad expresa en ello, porque si no existiera la mala intención sería simplemente una opinión.

 

NO TENEMOS DERECHO A JUZGAR Y MENOS AÚN A PRETENDER IMPONER NUESTRA CRÍTICA.

 

Si alguien nos pide nuestra opinión no deberíamos emitirla sin tener la información suficiente, ni tampoco hacerlo desde una que esté basada exclusivamente en la interpretación de percepciones superficiales y subjetivas, sino que se precisa de la información veraz y completa para tener la idea correcta. A partir de esa información se puede opinar, pero sólo opinar. No imponer. No impartir sentencias. No decir a bocajarro lo que se nos pase por la cabeza si no está perfectamente contrastado.

 

Y lo que es imperdonable del todo es inmiscuirse en la vida de los otros, en sus actos, en sus decisiones, porque SU VIDA ES SU VIDA. Y su camino de aprendizaje a veces pasa por las equivocaciones y por aprender de SUS propias decisiones.

 

Antes de criticar es imprescindible recordar que la otra persona es distinta de uno mismo. Sus experiencias, su pasado, su mente, su seguridad o inseguridad, y sus circunstancias, son distintas de las nuestras. Y hay que tener MUY CLARO que si nosotros estuviésemos en su lugar actuaríamos y pensaríamos EXACTAMENTE IGUAL que ellos. Y eso nos resta aún más ese erróneamente supuesto “derecho” a criticar a los demás.

 

Criticar es hablar mal de alguien o señalar sus defectos y faltas, pero… ¿qué le da a uno un supuesto “derecho” a hacerlo?, ¿qué gana uno con eso?, ¿alimentar su ego?, ¿qué hay realmente detrás de las críticas a los otros?, ¿un interés en autoengañarse creyéndose mejor que el criticado?, ¿qué tipo de persona es quien es capaz de criticar a otra persona?, ¿tal vez alguien que necesite un psicólogo?, ¿tal vez un frustrado, un engreído, un envidioso?, ¿te sientes satisfecho de ti al ser un criticador?

 

Desde el punto de vista del criticado… no hay que olvidar que uno no tiene que satisfacer a TODOS los demás, cosa que además es realmente imposible, y que uno sólo tiene esa responsabilidad ante sí mismo. Sólo ha de satisfacerse realmente a sí mismo y si por añadidura puede satisfacer a otros, pues mejor. Pero no es adecuado vivir en función de ser del agrado de otros, ni dejar de hacer lo que realmente le gusta a uno o comportarse del modo que le apetezca solamente para no ser objetivo de los críticos. Pretender agradar a TODOS los otros y SIEMPRE es un objetivo imposible de alcanzar. Es una pérdida de vida.

 

Una crítica son sólo palabras y las palabras por sí mismas no hieren. Es uno mismo quien les otorga el poder de que le hagan daño. Y esto es algo más que absurdo y sin sentido. ¿Por qué permitimos que algo así nos afecte física y psicológicamente?

 

Las críticas van a estar ahí SIEMPRE. Siempre va a haber alguien disconforme con lo que hagamos o digamos. Siempre va a haber algún idiota con la creencia de ser superior y de tener que dirigir la vida de los demás.

 

Un buen objetivo sería no depender de los otros para tener bien la propia Autoestima y estabilidad emocional. Y si somos capaces de recibir las críticas con objetividad, sabiendo separar y aprovechar lo que haya de verdad y descartando la mala intención, y si lo tomamos como una información sin más –que puede ser cierta o errónea- y no lo tomamos como un enjuiciamiento agresivo, no serán dolorosas. Objetivamente, una crítica es una información proveniente de otra persona, transmitida con mejor o peor intención, pero sólo es una exposición verbal. Ante ellas, objetividad: ¿puedo aprovechar algo de lo dicho?

 

Las críticas se pueden interpretar de varias maneras. Lo que hay que conseguir es separar lo que dicen de cómo lo dicen. Lo que dicen puede ser útil o no, y eso hay que comprobarlo. Si en el cómo lo dicen se percibe agresividad seguramente podrá ser descartado sin más.

 

Si uno se conoce realmente, y tiene la Autoestima en su sitio, no debería sentirse afectado por las críticas. Uno sabe quién y cómo es de verdad, así que opiniones sin base o malintencionadas no deberían poder con la verdad del autoconocimiento. Lo que vale es lo que uno sabe y no lo que el otro dice.

 

El intento de querer agradar a todos y siempre proporciona más frustración que satisfacción. Agradar a los otros –incluso desagradándonos a nosotros por hacerlo- es una tarea que no compensa el esfuerzo que requiere. Detrás de una necesidad de aprobación está escondido el ego.

 

La recomendación es bastante evidente: NO CRITIQUES, y si en alguna ocasión sientes que tienes que decir algo a alguien, hazlo desde la objetividad y el respeto y no desde el reproche y la reprobación. Y si eres criticado… actúa con objetividad, escucha sin alterarte, y separa lo positivo de la acusación.

 

Si alguien es criticón… ese es SU PROBLEMA.

 

Te dejo con tus reflexiones…

 

Francisco de Sales

 

 

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CAPÍTULO 108 - PERPETUAR LOS MISMOS ERRORES DE SIGLOS ANTERIORES

-LO QUE PUEDE PASAR POR NO SABER-

 

 

Este es el capítulo 108 de un total de 200 –que se irán publicando-  que forman parte del libro RELACIONES DE PAREJA: TODO LO QUE NO NOS HAN ENSEÑADO Y CONVIENE SABER

 

 

Una gran parte de cada mujer está hecha para el amor, y la casi totalidad de ellas lo glorifican, lo idealizan, lo desean, y en algunos casos pueden llegar a hacer del amor el motivo primordial de su vida. Es capaz de permitir que el amor la zarandee y le haga conocer su lado más sublime, multiplicando la intensidad y la pasión con que lo hace el hombre, pero también es más proclive a desilusionarse mucho más, porque puede llegar a vivir hasta lo más desolador del dolor que puede provocar el desamor. Y, además, se permite llegar a ese extremo, lo que puede ser una injusticia.

 

La mujer está capacitada para darlo todo en el amor, incluso hasta llegar al punto de hacerse mucho daño –por amor y por desamor-, porque su corazón está interesado en amar, y en amar con intensidad.

 

El corazón de la mujer, con el paso de los años, es capaz de modificar el ímpetu de su latido, o se puede cansar un poco más, pero lo que no hace es perder la potencia de la intensidad de su amor. Cuando da, da con todas las ganas y lo da todo.

 

Una mujer a la que le han roto el corazón, es capaz de recomponerlo como sea para seguir dando amor, y lo puede dar durante las veinticuatro horas del día. El hombre, en general, lo entrega menos a menudo. O dice que ama durante los encuentros sexuales.

 

A la mujer, ya desde que es pequeña su instinto le orienta hacia el amor, y juega a cocinar con amor, o juega a jugar con amor, o juega a amar a sus muñecas. El hombre, niño entonces, juega a destruir, a guerrear, a pelear, a imponer su fuerza.

 

Parece como si ambos tuvieran una tendencia a repetir modelos, aunque esos modelos acaben siendo destructivos a la larga.

 

La mujer es heredera forzosa de una tradición que lleva bastantes siglos vigente. Es una abnegación transmitida que, a veces, en la parte negativa del amor se puede convertir en una maldición sufriente que parece ser imposible de eludir.

 

La mujer ha sido sumisa, o ha sido obligada a serlo. Es un dato histórico fácilmente comprobable. Son siglos y siglos de lo mismo.

 

Pero, afortunadamente para todos, en este momento la mujer ha sido capaz de iniciar una revolución que llevaba mucho tiempo esperando ser comenzada. En unos países ha empezado antes y con más ímpetu; en otros, aún no han conseguido la fuerza suficiente –aunque la voluntad y las ganas sí están ahí- o no han puesto todo el poderío en la hermosa tarea de reclamar otro tipo de relación que no sea sólo la dependencia del hombre en todos los aspectos, y han de hacerlo con dignidad y asertividad, porque es un derecho propio y de justicia, lo que por ley divina y humana les corresponde.

 

Es muy interesante que la mujer verifique todo lo que pudiera ser una actuación incorrecta en su comportamiento sumiso con respecto a la pareja y que, por el bien de todos, tome las riendas de la revolución, ponga las cosas en su sitio, y consiga que los hombres disfruten de esa maravilla que es el amor cuando los dos lo viven del mismo modo y en la misma dirección. Aunque para ello hay que empezar por que algunos hombres renuncien a esos “derechos de supremacía” que parecen haber heredado también de siglos pasados.

 

Porque es muy interesante que el hombre acuda a la relación sin miedo a perder nada –ni su puesto, ni su “hombría”-, sino predispuesto a dar y a ganar con ello. Y quien lo esté haciendo de este modo ya, habrá podido comprobar que el amor en igualdad de condiciones es más próspero, y cuando la mujer se abre y se entrega sin miedo y sin reservas, aporta unos hermosos matices sentimentales que para el hombre son insospechados.

 

La mujer que se entrega toda, cuando sabe que se la recibe toda, enriquece la relación de un modo inconmensurable; hace conocer al hombre estados que superan sus imaginaciones más fecundas y le aportan sensaciones y sentimientos muy gratos y agradables, del todo satisfactorios, que le hacen olvidar su creencia de que la relación ha de ser un campo de batalla.

 

Es curioso, pero siempre parece que es la mujer la que tiene que tomar las riendas en la pareja, y un buen modo de hacerlo es dejar de perpetuar los errores de sus predecesoras, y fundar una nueva mujer, consciente de derechos e igualdades, que haga de las relaciones un Edén para ambos.

 

Y los hombres que aún no lo hacen, que se pongan ya a la tarea -que conviene no aplazar- de unificar posturas y posiciones con la mujer, de implantar la igualdad, de compartir de igual a igual, y de mirarla con otros ojos más tiernos y con el orgullo indisimulado de ser consciente de lo que supone amar desde la humanidad natural.

 

SUGERENCIAS PARA ESTE CASO:

 

- La relación es una sociedad en el que cada uno de los socios ha de aportar su correspondiente 50% para que vaya bien.

- Amar es cosa de dos, no sólo de ella.

- No hay una ley inquebrantable que diga que hay que seguir repitiendo un modelo con el que no se está de acuerdo. Cada pareja ha de crear sus normas y ambos han de respetarlas.

- La persona que no esté de acuerdo con el papel que se le ha adjudicado en la relación, que se rebele y reclame.

 

 

Francisco de Sales

 

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MUERTE! CONFERENCIA MAÑANA 12 DEL DÍA MÉXICO

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La sabiduría en ésta vida no basta

sin el conocimiento superior de la muerte.

.-.

Nacer es el comienzo

morir es el destino

Ésta vida es un corto viaje

de muchas experiencias el peregrinaje.

El pensamiento básico

define el tránsito en mucho dolor

El pensamiento superior

no inhibe completamente el dolor

pero se acorta el luto, se comprende el ciclo

Se siente el continum de la vida,

la oportunidad de la asención 

Y en lo que llega el momento

tu vida adquiere un sentido, 

de tu misión superior

sin miedos, vives en plenitud

en gozo y en el Divino amor

Manuel  Frutos

 

Este domingo 13 de diciembre a las 12 del día -Hora Ciudad de México- se cumplen 18 semanas de 18 conferencias o charlas de acompañamiento en el caos que estamos viviendo.

"Un nuevo cielo, una nueva tierra" es el título de el Seminario y su objetivo dar guías y herramientas para sobrevivir en un mundo distópico, en aumento de la pobreza, enfermedad y muerte física como anteriormente no había vivido la humanidad.

En las últimas semanas nos hemos centrado en un conocimiento simple pero muy trascendente, ignorado por la mayoría y casi no enseñado por nuestros maestros:

Tenemos 2 tipos de pensamientos que habitan dentro de ti.

Uno lo conoces, dominas y enseñas.

El pensamiento básico, el de la circunstancia humana, el de la familia, trabajo, dinero, sociedad, educación, diversión, ascensos, estilos de vida y todo lo que te adapta a tu mundo.

Está otro pensamiento que subyace, que es sutil, más profundo que casi no tiene que ver con el básico.

El pensamiento superior, el que despierta tu conciencia, el que te hace recordar quien eres, el que se basa en que eres un ser de amor, de luz y de vida eterna.

Encuentras el VIVANKA y vives en el SAMADHI !

Continuamos con nuestra enseñanza de vivir a través del pesamiento suerior y para aprender a vivir hay que aprender a morir en esta forma y en ésta identidad.

Por ello el tema de mañana es el de la muerte de la identidad de éste plano desde un pensamiento superior.

Te espero.

Bendiciones

Manuel

Majis Ka

 

Puedes acceder por Zoom y por Youtube, si quieres las diapositivas ingresa al chat de UN NUEVO CIELO .

Es un chat cerrado a los comentarios del grupo, por respeto a tu tiempo y para evitar desenfoques de nuestro Seminario.

Abajo encontrarás los links.

 

 

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https://chat.whatsapp.com/DSeCE534jc3HGEUwoPFiH2

 

 

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https://www.youtube.com/channel/UCQTlF-eNY8T4OQ5sfgQRihA?view_as=subscriber

 

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Manuel Frutos le está invitando a una reunión de Zoom programada.

Tema: LA MUERTE DESDE EL PENSAMIENTO SUPERIOR
Hora: 13 dic 2020 12:00 PM Ciudad de México

Unirse a la reunión Zoom
https://us02web.zoom.us/j/7298716169?pwd=VWpBWldhSDJLVTQ4QnZlTWlBSks0Zz09

ID de reunión: 729 871 6169
Código de acceso: AMOR

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MAGIA 💜

Dejé de insistir donde no había lo que buscaba.
Dejé de pedir con las manos cerradas.
Dejé de esperar por lugares ocupados.
Deje de poner mis expectativas en personas distraídas.
Dejé de pretender que el otro entendiera.
Dejé de poner los ojos y la esperanza en corazones que no querían latir al lado mío.
Y entonces, apareció ella ...La Magia.
Y...
Volví a mi, como único destino posible.
Volví a mi, como único camino disponible.
Volví a mi, como el único reencuentro pendiente.
Volví a mi y pude ver mis mentiras, esas con las que me consolaba. Mis dolores, mi alma con sed ... sed de consuelo, sed de verdades.
Mí Alma pidiendo calma, pidiendo caricias , pidiendo amor.
Y me recibí. Me acaricié. Me perdoné. Me recosté sobre mi hombro. Me nombré con mi propia voz. Y me encontré. Distinta pero intacta-o.
Me tuve otra vez.
Me tengo otra vez.
Y entonces mí Alma fue Magia, mí Magia
Hoy tengo dentro de mí, las llaves de las puertas, de todas las puertas que quiero abrir ...y cerrar.
Afuera solo están las cerraduras.
Pero yo decido dónde y de mí depende cómo.
Yo decido dónde.
Yo elijo cómo.....
Yo elijo con quien ....
Yo decido qué quiero .....
Yo decido qué merezco .... y qué quiero !
Y la Magia vive en mi, porque nunca se fue, porque siempre estuvo pero no me permitía verla, por rechazarme. Y así baje a mis sombras y estuve en la obscuridad. Pero hoy resucité, me abrace, me acepté y me descubrí viva-o y vibrante.
Feliz y muy bendecido día!🙏🙏⚘⚘🌹🌹🌻🌻🌞🌞🥰🥰
La imagen puede contener: texto que dice "Te he hecho mucho daño. Perdóname @paat0k"
 
 
 
 
 
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espiritu de navidad

El 21 de diciembre se celebra un día muy especial en el calendario: el solsticio de invierno, fecha que señala la noche más larga del año. Este día muchas familias le dan la bienvenida en casa al espíritu de la Navidad, una forma más de unirse en familia y aprovechar las muchas energías de esta fecha especial para disfrutar en un ambiente de alegría.
La celebración de la llegada del Espíritu de la Navidad es una tradición de origen nórdico que se conmemora el 21 de diciembre, día en el que ocurre el solsticio de invierno. Es una fecha muy especial por su vibración magnética.
Son muchas las creencias sobre esta celebración, que más allá de ser propicia para elevar peticiones, debería ser para la reflexión espiritual. La llegada del Espíritu de la Navidad es símbolo de agradecimiento por los favores recibidos durante el año que culmina y nuevos deseos de prosperidad para el año que está por comenzar.
Según la leyenda, hace más de ochenta mil años un ser de una galaxia muy lejana, aterrizó un 21 de diciembre en el planeta Tierra, específicamente en la zona que actualmente se conoce como Escandinavia. Este personaje caracterizado por una contagiosa alegría, era un viajero errante que predicaba sus conocimientos, repartía regalos y bendiciones durante su recorrido.
Cabe destacar que esta celebración no es católica. Sin embargo, mucha gente le rinde tributo. A continuación, se indican los pasos a seguir para el ritual durante este día.
Rituales para recibir el Espíritu de la Navidad:
•Tener la casa limpia y ordenada el 21 de diciembre en la mañana. Encender incienso de mirra y después del mediodía colocar incienso de mandarina.
•Colocar una estrella de varias puntas, la que sea de tu gusto, puede ser comprada o elaborada por ti. Ponerla en tu árbol de Navidad, en la puerta, en la pared, en el pesebre o nacimiento, o donde lo desees; lo importante es que la radiación del Espíritu de la Navidad que simboliza esta estrella ilumine con su luz sagrada a la casa y a las personas que allí viven.
•Encender velas rojas, doradas y violetas, siempre en números impares. Todos los detalles que coloques con amor en esta fecha serán dedicados al Espíritu de la Navidad.
•Darte un baño con esencias de mandarina y perfumar todo el ambiente. Llevar a cabo un acto de amor y gratitud ante ese Dios paciente, que siempre está dispuesto a perdonar. Después de esta purificación, con el corazón lleno de alegría y esperanza, comienza a escribir lo que deseas, usando una cara del papel, con espacio suficiente para poder cortar cada petición por separado. Prepara tu carta de peticiones en la que pedirás todo lo que desees, desde lo espiritual, hasta lo material.
•Cuando termines tu carta debes sacarle varias copias y conservar el original. Es importante recalcar que las peticiones son personales y se guardan hasta el siguiente año, cuando se evalúa si los deseos que hicimos se cumplieron; si así fue, debes quemar los papeles donde se encontraban escritos los deseos del año anterior y realizar las nuevas peticiones.
•Finalmente, entre las 7:00 y las 11:00 de la noche, con la carta ya preparada, realizarás una cena en tu casa en honor al Espíritu de la Navidad, le das la bienvenida y se rezas lo siguiente: "En el nombre de Dios Todopoderoso le doy la bienvenida al Espíritu de la Navidad para que descienda con su energía y sea concedida por todos los presentes llenándonos de amor, paz y prosperidad". Luego, enciende una vela con tu nombre y bendices tu carta diciendo: "En el nombre de Dios Todopoderoso y bajo el auspicio del amado Espíritu de la Navidad, bendigo la perfección contenida en estas peticiones de todos y cada uno de nosotros, para que se manifieste en nuestra vida y nuestro mundo, para el bien nuestro y el de toda la humanidad".
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