Gemoterapia (primera parte)

 



NOTA: antes de leer el artículo debes saber que esto es un artículo sobre gemoterapia, no un manual, ni una guía didáctica, con la lectura del mismo no vas a ser gemoterapuéuta. La gemoterapia requiere dedicación, trabajo constante, sensibilización con el paciente (y las personas en general) y algo muy importante: un guía o persona que te enseñe. La lectura de un libro no te hará terapeuta. Puedes practicar técnicas de gemoterapia contigo mism@, realizar las meditaciones, etc., pero nunca debes dar terapia sin una preparación previa. Si éste artículo te resulta de interés, deberías plantearte localizar un gemoterapuéta que te enseñe.

 

Un acercamiento a la gemoterapia

La gemoterapia es una terapia alternativa, como lo son la kinesiología, el reiki, diferentes tipos de imposición de manos, cromoterapia, etc. término usado para denominar algunos tratamientos que no se engloban dentro de la medicina tradicional occidental (término con el que algunos no están de acuerdo). Así pues, estas técnicas buscan el desarrollo y equilibrio personal y sobre todo buscar la causa (del tipo emocional, psíquica, kármica, etc.) de cualquier dolencia que sufra un paciente. Esto significa que el gemoterapuéta siempre va a realizar una lectura profunda de las enfermedades del paciente: por ejemplo, una persona con problemas de estreñimiento es alguien que no “suelta” las cosas en su vida, que no se adapta al cambio y se aferra a los viejo, no deja que su organismo se limpie y devuelva a la tierra lo que no necesita. Otro ejemplo sería una paciente con problemas menstruales (SPM, por ejemplo), cuya lectura sería que no acepta su propia feminidad, bien por problemas culturales, familiares o personales. Sin embargo, debemos estudiar cada caso con el propio paciente, ya que él siempre tiene las respuestas a sus propios desequilibrios (aunque siempre de forma muy inconsciente).

Ésta terapia, como ya se ha dicho, busca las causas de desequilibrio trabajando con los sistemas energéticos de los chakras y los nadis, esto es el sistema védico tradicional (ayurveda), aunque es una terapia que sigue sus propios métodos y ha evolucionado mucho desde el antiguo Egipto. A veces me sorprendo hablando con compañeras de medicina china, que se basan en sus propios métodos, y coinciden conmigo en muchas cosas (cosas del tipo “el pulmón representa la tristeza, el agua, una persona depresiva tiene tendencia a estos problemas”), y me pregunto si todas estas terapias no se nutrirán de un saber universal al que todos somos capaces de llegar (sin importar la cultura y sistema de creencias de cada uno). Así pues, podemos decir que la gemoterapia se nutre sobre todo del carácter de la persona que realiza la terapia, ya que cada paciente tiene un método de trabajo y dinámica diferente, y el gemoterapéuta debe llegar a él. Por ejemplo, hay pacientes que necesitan ser “limpiados” tras la terapia y podemos pasarles el cuenco tibetano (puede que esta persona funcione mejor con terapias sonoras) o incienso (porque la persona resuena mejor con el olfato) o que simplemente desee llorar o reír.

Otro tema a tratar sería la efectividad de la terapia. La medicina tradicional occidental (y hablo de los médicos y hospitales tal y como los conocemos, aunque el término sea ambiguo, pues hay terapias más “tradicionales” y “antiguas” que la medicina moderna) trata siempre los síntomas de la enfermedad. En el caso de una gripe, te dan el medicamento para tratar el virus, que tu cuerpo cree defensas, etc. En el caso de la gemoterapia, nos plantearíamos qué ha provocado esa gripe, es decir, por qué el sistema inmunitario está débil: tendencia a sentimiento de desprotección, estrés (y habría que ver de dónde sale), cansancio… y todo esto lo vemos gracias al chequeo de los chakras. Como la gemoterapia busca las causas profundas de los desequilibrios, es una terapia lenta, no vamos a notar gran mejora en una sesión, pero a raíz de esta sesión vamos a notar un cambio de nuestros esquemas energéticos y tras varias sesiones ya podemos decir que el paciente es capaz de mantenerse más equilibrado. Por eso mismo es una terapia efectiva, porque va lenta pero segura.

 

¿Y cómo trabaja la gemoterapia?

-Testar la energía del paciente

La gemoterapia testa a través de un péndulo (necesariamente de alguna piedra) y varillas el estado energético del paciente. Como ya se ha dicho, previamente vamos a escuchar lo que el paciente quiera decirnos, qué le ha traído a la consulta, qué cree que está fallando y todos los síntomas. Se observa el movimiento de los chakras, si están cerrados, hacia dónde giran, si están interconectados, etc. Hay muchas teorías con respecto a la dirección en la que giren los chakras, para mí es sencillo, un chakra tiene que girar, si no gira no funciona bien. Si no encontramos movimiento alguno está cerrado. Si todos los chakras giran a la derecha y Manipura (tercer chakra, plexo solar) gira en dirección contraria, es porque ahí hay un desajuste, o bien los órganos correspondientes a éste chakra se encuentran trabajando (por ejemplo, haciendo la digestión) a otro ritmo. Existen teorías sobre los “biorritmos” de los chakras, es decir, horas a las que funcionan hacia un lado u otro. En cierta ocasión se me durmió un paciente mientras le testaba con el péndulo, y su esquema energético cambió radicalmente. No tengamos ideas fijas o preconcebidas sobre los movimientos de los chakras, solo observemos las dolencias del paciente y cómo está su sistema energético. Lo importante es hacer ésta lectura y sacar una conclusión. Una vez testado el paciente, se apunta todo lo que se considere necesario para su seguimiento y evolución.

-Colocación de piedras y gemas

Tras testar al paciente, se le ponen una serie de piedras en todos los chakras, aunque funcionen correctamente. Vamos a buscar siempre piedras que ayuden al paciente con su desequilibrio energético, es decir, si sufre problemas de exteriorización de sus miedos le pondremos piedras luminosas, masculinas, de superación de miedos, etc. Si por el contrario es alguien que necesita interiorizar y reflexionar sus acciones le pondremos piedras pasivas, femeninas, de meditación, etc. También hay piedras determinadas que atacan a la enfermedad en sí, como las crisocolas en las infecciones de oídos.

En principio, y a nivel muy básico, se puede poner una piedra por chakra, pero un gemoterapéuta experimentado hará mandalas con la piedras, conectará unos chakras con otros y trabajará canales y puntos secundarios (los pies, las manos, las rodillas, la nuca, los codos…). La gemoterapia se complementa con la cromoterapia, es decir, se utilizan principalmente piedras del mismo color que el chakra, es decir, no vamos a poner piedras de colores radicalmente diferentes a los chakras, pues cada uno tiene su arquetipo y lo que buscamos es “armonizar” al paciente: negros y rojos a Muladhara (no verdes ni blancos), naranjas (no azules)…

-Imposición de manos

A continuación, y tras tener las piedras y cristales colocados sobre el paciente, debemos “activarlos” mediante una imposición de manos, en la que canalizamos energía de la tierra y el cielo (lleva práctica canalizar energía que no es nuestra hacia otra persona) hacia la persona. Debemos pedir mentalmente permiso a los cristales, al paciente y a las energías que vamos a canalizar. Si en algún momento sentimos algún impedimento, no se hace, pero esto no es frecuente. Procedemos de abajo a arriba, proyectando la energía sobre cada chakra o zona afectada si la hay. Tras ésta imposición de manos, o canalización, pasamos a sentir el aura de la persona, mientras dejamos que las piedras actúen. Ponemos las manos sobre el paciente y “sentimos” si hay fisuras, carencias, etc. Si las hay, tendremos a mano una varita de punta roma (colocada sobre nuestro chakra de la mano proyectiva) acabada en punta, y seguiremos canalizando hacia la zona. Es recomendable que sea de cuarzo cristal. Después de esto podemos dejar al paciente con las gemas haciendo su trabajo. Las piedras pueden estar de 30 a 40 minutos, pero si vemos que las piedras comienzan a caerse es que ya han acabado su trabajo.

-Otras técnicas

Después de retirar las piedras podemos completar la terapia con un toque del cuenco tibetano en cada chakra, pasarle al paciente una vela e incienso, ponerle una música calmada o más animada, hacerle una meditación guiada, etc. Antes de concluir la sesión, tenemos que testar de nuevo los chakras del paciente y comprobar que se ha equilibrado y todos los chakras funcionan debidamente. A veces alguno no lo hace, y el terapeuta se plantea por qué: puede que no sea el momento de equilibrar esa energía, o que se vaya abriendo a lo largo del día.

 

¿Qué hemos conseguido con esto?

Lo que hacemos es cambiar el sistema energético del paciente, que venía desequilibrado, y le damos un esquema nuevo. Parece una terapia un tanto pasiva, por eso hay que hablar con el paciente acerca de sus causas, explicarle otras técnicas y modelos mentales para que ahora mantenga el equilibrio que le hemos dado, y así lo hacemos menos pasivo. Podemos darle alguna piedra con la puede meditar, hacerse elixires o programar. Por supuesto, el paciente tiende a volver a su esquema, pero hay muy pocas personas hoy en día capaces de mantenerse en armonía, así que seguiremos trabajando las causas principales en próximas sesiones. La idea es que ahora su cuerpo conoce un sistema equilibrado, que le vamos a enseñar a mantener.

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