ETIQUETANDO PENSAMIENTOS

Lo fácil y así nos va, es ver la cabeza y la cola del pensamiento. Ahí podríamos ponerle sin demasiada dificultad un nombre y una forma a eso que cualquiera de los sentidos del cuerpo nos muestran. La gracia de este proceso consiste en darme cuenta de donde me trampeo a mi mismo. Me salto algún paso, seguro.

Me lo niego, pues el miedo a mirar-me me invade. ¡¡¡ Ufff esto puede ser la muerte de mi creencia !!! me digo. Entre la cabeza y la cola de cualquier pensamiento se encuentra el cuerpo, el cuerpo del delito, lo que da realidad al pensamiento completo. Lo uno sin lo otro no tiene sentido. Cabeza + sentir + cola. Si lo vemos en etiquetas: Objeto (nombre) + sentir + forma. Y todo se sustenta en el sentir que esa forma en ese objeto decidí guardar-me.

Oportunidad de perdonar, una y otra vez, hasta que el cansancio te pueda y dejes de una vez por todas de luchar-te ahí afuera, y decidas mirar-Te en lo que en Verdad Eres. Una decisión de muerte del sueño, y al mismo tiempo, de Vida Eterna.

Siempre parece que podemos elegir de nuevo. En busca de una sonrisa Divina.

Bendiciones a mis espejos

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