¿Quién fue San Valentín?     Fue un santo sacerdote de Roma quien, junto con San Mario y su familia, ayudaba a los mártires durante la persecución de Claudio II. Fue aprehendido y enviado por el emperador al prefecto de Roma, quien al ver que todas sus promesas para hacerlo renunciar a su fe eran inútiles, mandó que lo golpearan con mazas y después lo decapitaron, el 14 de Febrero del año 269. Fue sepultado en la Via Flaminia y se edificó una basílica en el año 350. La mayor parte de sus reliquias están ahora en la iglesia de Santa Praxedes. La costumbre sajona de que los jóvenes se escogieran como prometidos en este día, probablemente se basa en la creencia popular que encontramos relatada en la literatura desde los tiempos de Chaucer (1340-1400), de que los pájaros comenzaban a formar parejas el día de San Valentín. El envío de tarjetas fue una evolución natural de la costumbre. Una de las más antiguas referencias a dicha costumbre data de 1477.

 

Las relaciones humanas   Una de las características más hermosas de las personas es la capacidad de comunicarnos y relacionarnos con los demás. El hombre es un ser en relación, como lo es Dios: es Un Solo Dios, en Tres Personas Distintas, que se relacionan entre sí con un perfecto Amor que fluye entre ellos. ¿Te has fijado que cuanto más te abres y te comunicas con los demás, te sientes mejor y más realizado? Esto es porque relacionarse con los demás nos enriquece, sobre todo cuando esa relación es sincera y con el deseo de dar al otro. Pasa algo muy extraño en las relaciones humanas; y esto lo puedes comprobar: cuanto más damos, más recibimos y lo que no se da, se pierde. En el "tener" acumulamos, luchando contra los demás; en el "ser" nos enriquecemos, dándonos a los demás. Hay muchas formas de relaciones humanas, en este caso, nos interesan las relaciones que tienen que ver con el amor: podemos mencionar las relaciones familiares, las de amistad, las del noviazgo y las de los esposos.

 

¿Qué es el amor?  El amor es la forma más plena de comunicación y de relación humana. Es fundamental para todas las personas. Todos necesitamos recibir y dar amor. Pero esta palabra está tan manipulada y es tan compleja que es necesario aclararla, para entender bien qué es amor. San Juan nos dice: Dios es Amor, pero, ¿a qué tipo de amor se refiere?, ¿hablará de lo mismo que muchos entienden por "amor"? Se puede decir que hay tres clases de amor:

  • La primera es el amor erótico, es decir, el atractivo físico, producto del instinto, que un hombre puede sentir por una mujer o una mujer por un hombre. Este amor es posesivo y excluyente. Se quiere poseer a la persona "amada". No es malo este amor, pero sí puede ser turbador al mismo tiempo que placentero. Sin embargo, es insuficiente como amor humano, pues también los animales experimentan ese atractivo que nace del instinto. Por desgracia en nuestra sociedad, cuando se habla de amor, generalmente se entiende sólo así, como atractivo físico. Incluso para referirse a relaciones sexuales entre gente que no tiene ningún compromiso sentimental, tranquilamente se dice:"hacer el amor". Este amor, por ser instintivo, no es libre, brota o desaparece sin que la persona lo decida. Sin embargo sí se puede someter a la inteligencia y a la voluntad, de acuerdo a las propias convicciones. Con el amor erótico se entabla una relación yo-ello, es una relación del otro como objeto, de dominio, de posesión o manipulación del otro. Se convierte al "tu" personal y sujeto en un "ello" objeto, neutro, cambiable, utilizable, satisfactorio o explotable. Conduce a abusos, desilusiones, insatisfacciones.

  • Hay un segundo y más alto amor, que es lo que comúnmente llamamos amistad. La amistad es una intercomunicación gratuita, cordial, no posesiva porque es abierta, en la que hay un interés mutuo por los problemas, éxitos o sufrimientos del amigo, y que, a su vez, constituye un descanso psicológico. La amistad es semilibre, se puede cultivar, pero no se puede imponer.

  • Y, hay un tercer amor, -el amor incondicional- que consiste en la actitud de ayuda generosa a los demás, de servicio desinteresado, de oblación gratuita para el bien de todos. Esta actitud exige frecuentemente el sacrificio de los propios intereses, anteponiendo a ellos el bien y la ayuda al prójimo. Este amor tiene la característica de que entre más da la persona, más se encuentra realizada ella misma; esto es un misterio, es una realidad comprobada por la experiencia: cuanto la persona más se olvida de sí para favorecer a otros, más, verdaderamente se realiza ella misma. Tanto somos cuanto damos. El amor incondicional es una relación "yo-tu", es decir entre personas; es un encuentro fecundo entre dos sujetos libres que se reconocen y respetan como tales. No hay manipulación, no se busca posesión ni dominio. Significa aceptación sincera, deseo de ayuda sin condiciones a la persona amada. Este es el amor más humano y más humanizador. Es además un acto de libertad, pues ayudar, servir, comprender, respetar, dar, perdonar, son acciones que uno decide realizar libremente. Por eso este amor incondicional, constituye la relación más profunda y fecunda que puede existir entre las personas.

     

    Características del amor incondicional:
    • No se limita la libertad de nadie; al contrario, se la potencia, invitando siempre a elegir el bien más alto, a superarse, a crecer constantemente.

    • Ambos toman conciencia de sus personas y de su dignidad. Se sienten conocedores y conocidos, respetados y respetuosos, amantes y amados: Yo quiero que tú seas tú y tú quieres que yo sea yo.

    • No hay asimilación ni posesión, sí hay reconocimiento. Se forma una comunión de personas, es decir un "nosotros", sin perder nada de nuestra singularidad.

La relación humana del amor incondicional debe ser un camino para el encuentro con Dios, quien da sentido y valor definitivo y estable a cualquier relación de amistad y de amor humano.

Amor en la familia

Las relaciones familiares -entre padres e hijos, entre hermanos, primos, abuelos y nietos, etc.- es decir, con las personas que Dios nos ha puesto en la vida, sin que nosotros las elijamos, pudieran ser en ocasiones difíciles, pues hay diferencias de edades, gustos y preferencias; sin embargo, la familia es el lugar en donde podemos ser como realmente somos y a la gente con la que vivimos aprendemos a quererla, precisamente por eso, porque la conocemos bien. Nadie te quiere tanto como tus padres, ni tan desinteresadamente; aunque conocen todos los aspectos de tu personalidad, tus virtudes y defectos, aun así te aceptan y te quieren. Lo mismo ocurre entre hermanos, cuando viven en la misma casa, es común que discutan e incluso que peleen, pero cuando pasa el tiempo y se tienen que separar, entonces se valora más el amor que se tienen. El amor en las familias es un ejemplo del amor incondicional. Por eso en el día del amor y la amistad, sería un buen detalle que demuestres la gratitud por todo lo que recibes en tu familia, diciéndoles cuánto los quieres y cuánto valoras que siempre estén a tu lado.

 

La Amistad.   La amistad, comienza por la simpatía y el agrado que se siente al encontrarse personas que tienen cosas en común con nosotros. Te empiezan a interesar las cosas del amigo y tu encuentras con gusto que a él también le interesan tus cosas. Es muy agradable saber que cuentas con alguien que te quiere y te comprende y que comparte muchos de tus gustos y de tus ideas. Sin embargo, no se limita con esto la verdadera amistad, tiene ciertas características y exigencias. El amor de amistad se convierte en amor incondicional cuando buscas el bien de tu amigo. Cuando respetas sus ideas. Cuando lo aceptas tal y como es, pero lo ayudas a crecer y superarse. El verdadero amor de amistad no es posesivo ni exclusivo, más bien es abierto.

El mejor ejemplo del amor de amistad es Jesús, recuerda sus palabras: "Nadie tiene más amor que el que da la vida por sus amigos". Ojalá que quienes tienes por amigos te puedan decir:

AMIGO, porque eres: Lazo que une pero no ata. Estrella que guía pero no encandila. Arbol que acoge pero no encierra. Torrente que sacia pero no ahoga. Brisa que alienta pero no adormece. Piedra que sostiene pero no aplasta. Mirada que examina pero no juzga. Silencio que recibe pero no abruma. Cadena que sujeta pero no esclaviza. Palabra que previene pero no aflige. Crisol que templa pero no envilece. Hermano que corrige pero no apena. Manto que cubre pero no asfixia. Lima que pule pero no hiere. Música que armoniza pero no uniforma. Mano que acompaña pero no fuerza. Oasis que reconforta pero no detiene. Corazón que ama pero no reclama. Ternura que protege pero no avasalla.Imagen de Dios, precisamente.

 

 

El enamoramiento. Dios hizo a las personas, varón y hembra, hombre y mujer, de la misma naturaleza y de la misma dignidad, pero al mismo tiempo diversos y por eso, complementarios. El atractivo que hay entre hombre y mujer es natural e inevitable, porque cada uno encuentra en el otro, un conjunto de cualidades y características que no tienen y que desean complementar para llegar a la plenitud. Por eso, en el enamoramiento surge no sólo la atracción sexual, sino además una especie de fascinación hacia una belleza misteriosa y hacia una esperada plenitud. Lo normal y natural es el atractivo heterosexual, pues prepara al hombre y a la mujer para el matrimonio y para la familia.Cuando una persona no experimenta ese atractivo o experimenta el enamoramiento hacia otra persona del mismo sexo (homosexualidad), es un síntoma evidente de anormalidad%2

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