Existen muchas clases de enfermedades no sólo físicas sino morales y espirituales que se generan por conflictos, contradicciones, incoherencias o desarmonías.
Las enfermedades físicas se manifiestan como mensajes del alma para replantearnos la forma en que estamos viviendo. Las enfermedades morales y espirituales, vienen a sacudirnos la vida para eliminar de nuestra conducta formas de afrontar la vida que ya no nos corresponden.
Muchas veces los malos hábitos se instauran en nuestras vidas como garrapatas y no nos sueltan y nosotros tampoco hacemos nada por eliminarlos. Y así podemos pasar muchos años apoyándonos en estas falsas muletas viviendo en esas cómodas zonas de confort. Sin embargo vivir bajo el yugo de las adicciones (sean estos vicios, comportamientos impulsivos y errados, conductas onerosas, traiciones, engaños, hipocresías y tantos otros dolores morales ) será cómodo pero nada bueno para nuestro crecimiento personal y nos mantienen vegetando en un estancamiento inútil y estéril.
La vida se encarga de sacudirnos el piso, de enfrentarnos a circunstancias y personas que nos obligan a mirarnos dentro y aceptar nuestras debilidades y así tener el coraje de asumir la responsabilidad de nuestros yerros. Y son las relaciones humanas las que precipitan el cambio necesario para evolucionar. Es imposible crecer en la comodidad de lo placentero, antes bien el placer es una evasión de los que huyen de si mismos.
Hoy comprendo que nada sucede por casualidad sino por causalidad, y que todo lo que me confronta llega a mi vida para lograr mi evolución y la de todos los involucrados.
Nuestra esencia es nuestro fundamento y pase lo que pase, la verdad siempre sale a la luz, y así entendemos que lo que más nos cuesta alcanzar más lo apreciamos.
Yo los invito a mi mundo de introspección desde mi prisma y les entrego las llaves hacia la paz interior.
Mi alma en su sabiduría está intacta desde que ingreso a la Tierra, y las experiencias que me han tocado vivir las veo como quien observa una película en el cinema de la vida, que cuando termina nos damos cuenta que era eso, una ficción, una proyección de luces y sombras inventada por los hombres para mover nuestras emociones y capturar por unos instantes nuestra atención al drama proyectado. El resultado de haber sido expuestos a un drama, tiene efectos aleccionadores, están en nuestras manos aprovecharlo para obtener la MAESTRÍA de nuestro SER y aprender así a disfrutar nuestra plenitud humana libre de juicios y condenaciones de quienes nos observan pero no conocen la autenticidad ni la motivación de los personajes involucrados. No juzguemos y no seremos juzgados, respetemos el libre albedrío de todos pues cada camino es único y todos tarde o temprano conducen al retorno a la mansión del AMOR.
OM PAZ AMÉN
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