FLUÍDO LINFÁTICO

El fundamento de la salud es la buena circulación de la sangre, ya que este es el sistema que transporta el oxígeno y los nutrientes a todas las células de su cuerpo.

El que goza de una buena circulación tiene asegurada una vida larga y saludable.

Estamos hablando de un medio que es el torrente sanguíneo

¿Cuál es el órgano de mando que controla este sistema? La respiración. Con ella oxigenamos el organismo y estimulamos los procesos eléctricos de todas y cada una de las células.

La respiración no sirve únicamente para oxigenar las células, sino que asimismo controla el caudal del fluído linfático que contiene los glóbulos blancos protectores del organismo.

¿Qué es el sistema linfático? Algunos lo describen como la canalización del drenaje del cuerpo.

Todas las células están rodeadas de linfa, líquido del cual nuestro organismo contiene cuatro veces más que sangre.

He aquí como funciona dicho sistema: la sangre impulsada por el corazón recorre las arterias hasta llegar a los vasos más finos y porosos, los capilares.

La sangre lleva hasta estos el oxígeno y los nutrientes, que se difunden luego en el líquido linfático que rodea las células.

Como estas tienen una especie de inteligencia o afinidad hacia lo que necesitan, toman el oxígeno y los nutrientes necesarios para su buen funcionamiento y luego expulsan las toxinas, parte de las cuales retorna a los capilares.

Pero la mayor parte de las células muertas, las proteínas de la sangre y otros materiales tóxicos han de ser evacuados por el sistema linfático y este es activado por la respiración profunda.

Las células del cuerpo necesitan del sistema linfático, ya que solo este permite drenar los importantes volúmenes de toxinas y desechos del metabolismo que impiden la oxigenación.

La linfa pasa por los ganglios, donde las células muertas y todos los demás productos tóxicos, excepto las proteínas de la sangre, son neutralizados y destruídos.

La importancia del sistema linfático es tal, que si se parase el mismo durante veinticuatro horas, el ser humano moriría a consecuencia de la retención de proteínas y de la acumulación de fluído alrededor de las células.

El torrente sanguíneo funciona con la ayuda de una bomba, que es el corazón. En cambio, el sistema linfático no cuenta con nada parecido.

La linfa solo se desplaza gracias a la respiración profunda y al movimiento muscular. De manera que si quiere usted gozar de una circulación sana y de unos sistemas linfático e inmunitario eficaces, debe respirar profundamente y realizar los movimientos adecuados para estimularlos.

Desconfíe de todo "programa de salud" que no empiece por enseñar, ante todo, como depurar el organismo mediante una respiración eficaz.

El doctor Jack Shields, prestigioso especialista en linfología de Santa Bárbara (California), ha realizado recientemente un estudio muy interesante sobre el sistema inmunológico.

Se instalaron cámaras en el interior de los sujetos experimentales para observar los factores que estimulan la depuración del sistema linfático.

Descubrió que la manera más eficáz para ello es la respiración diafragmática, ya que la misma crea como un vacío que aspira la linfa y multiplica la velocidad de eliminación de las toxinas.

En efecto, la respiración profunda y el ejercicio pueden multiplicar dicha velocidad hasta quince veces.

ESTA ES LA MANERA MAS EFICAZ (Y SENCILLA) DE RESPIRAR PARA LIMPIAR SU SISTEMA:

Hay que mantener el ritmo siguiente:
inspirar durante la cuenta de uno, retener durante la cuenta de cuatro, espirar durante la cuenta de dos.

Es decir, si se toma aire durante cuatro segundos, se ha de contener el aliento durante dieciséis y exhalar el aire durante ocho.

¿Por qué la espiración debe durar el doble que la inspiración?

porque es la fase durante la cual se eliminan las toxinas por via del sistema linfático. ¿Por qué contener la respiración durante cuatro períodos?

Para oxigenar plenamente la sangre y activar el sistema linfático. Al respirar hay que empezar por la parte baja, en el abdomen, como una aspiradora que extraiga todas las toxinas de la circulación.

Tómese tiempo tres veces todos los días para realizar cada vez diez respiraciones profundas a la cadencia descrita en las líneas anteriores.

¿Repetimos esa cadencia? Un tiempo de inspiración, cuatro tiempos de retención, dos tiempos de espiración.

Por ejemplo, inspire hondo, con el abdomen, a través de la naríz y contando hasta siete (la cifra puede ser más grande o más pequeña según la capacidad).

Retenga el aliento durante un período cuatro veces más largo, o sea hasta legar a la cuenta de veintiocho.

Espire luego, poco a poco y por la boca, hasta contar dos veces el tiempo de inspiración, es decir, hasta catorce.

El ritmo nunca debe ser forzado; usted mismo verá como aumentan las cifras a medida que se desarrolla su capacidad pulmonar.

Practique esas diez respiraciones profundas tres veces al día y experimentará una mejoria sensacional de su salud.

No hay en el mundo regímenes ni pastillas de vitaminas que puedan beneficiarle tanto como un hábito respiratorio excelente.
(Extraído del libro "Poder sin Límites", de Anthony Robbins)

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