El Poder, La Fe, La Conciencia y La Transmutación

El Poder, La Fe, La Conciencia y La Transmutación

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En gran parte nos ha quedado claro que lo espiritual es un fenómeno de Amor con respeto a la Libertad, y de Libertad con respeto al Amor, en interacción, tipificado en tres niveles: el de la búsqueda del poder por medio del culto a los espíritus de la naturaleza, por la invocación de la misericordia divina y por la aceptación de la Libertad como responsabilidad.

EL PODER

La pasión más poderosa de los Seres Humanos es la del poder, y tiene origen en la asociación del Instinto de Conservación con la Mente, lo cual da lugar a la formación del Ego, en la fase primaria del desarrollo de la Conciencia Individualizada que, por su parte, es la que define la clasificación de nuestra especie como humana. Conviene tener esto presente para entender que el Ego no es maligno o degradante para la condición humana como se pretende a veces al juzgarlo con conceptos místicos que buscan la ruptura del Ego como medio obligado para alcanzar la misericordia divina. 
Hay que entender que el Ego, urgido por su ignorancia sobre sí mismo y por su desvalidez frente a las fuerzas de la naturaleza busca su supervivencia por el poder. Pero esa no es su única opción .

La mente puede llevarlo a la experiencia del recuerdo profundo de sí mismo, de su Sí, de su Ser , y afirmarlo serenamente frente al mundo, donde todo cambia, nace y muere sin justificar lo eterno, que es la aspiración máxima del Ego.

Cuando el Ego encuentra respuesta a su necesidad de ser, por lo menos en principio, realiza serena y eficazmente su función, que es la de servir a la Persona Humana. Es el Ego, como instinto y mente asociados, quien vigila la constante renovación celular del cuerpo al que sirve; administra sus energías y las atesora con celo; trata de dar lucidez a la mente y mantiene la unidad de propósito de las partículas que integran al individuo.

LA FE

La Fe es el presentimiento de la Verdad, -decía Don José Manuel Estrada ( ), el Hermano Mayor-, la Fe presiente la Verdad como unidad, y la unidad carece de límites y es eterna, o sea, divina. La unidad divina se encuentra por encima de la comprensión racional. No puede ser conocida, sólo puede ser reverenciada y acatada. Así, el Ser Humano aparece como inferior a la Verdad que lo sustenta, y solamente puede aspirar a esa Verdad invocando la misericordia, o esperando la muerte para liberarse de lo humano. Sobre esta creencia se apoya gran parte de la fe en el mistcismo religioso.

Como una justificación humana para la misericordia que invoca, el místico religioso considera el perdón como una elevada virtud moral. Si Dios es misericordioso con el Ser Humano, el Ser Humano también está obligado a serlo; si Dios perdona la ignorancia y los errores humanos, también el Ser Humano está obligado a perdonar.

Esa es la lógica mística. Dios, como Verdad Única, debe de ser acatado. De otro modo, el sufrimiento, como castigo divino, es inevitable. El que sufre está pagando sus errores y con ello se esta acercando a Dios. La misericordia y el perdón son su esperanza. Así se siente protegido por el poder divino. Este es el camino de la fe y constituye un gran adelanto con respecto al camino espiritual del poder.

El amor y la unidad tienen una relación de causa y de efecto. El amor actúa como fuerza centrípeta en el espacio, y éste, por ser curvo y continuo, lo hace actuar en forma espiral. Por otra parte, como ninguna fuerza puede avanzar indefinidamente sin generar la fuerza contraria, la espiralidad centrípeta del amor atrae a la fuerza espiral centrífuga de la libertad. En la práctica, el universo tiene forma y existencia por la interacción de estas dos fuerzas. El amor es la fuerza que hace presentir la libertad al místico religioso y el llama a la libertad Cielo, Paraíso, Nirvana, Sat-Chit-Ananda, o más allá, es decir, más allá de lo humano.

LA CONCIENCIA

Para el Iniciado la conciencia es producto del alma y el alma es un conjunto de experiencias que actúa como mediador entre la naturaleza humana y el Ser que la sustenta. Por lo tanto, trata de mejorar sus facultades naturales para obtener mejores experiencias que, sumadas al acervo de su alma, le dan mejor conciencia aquí y ahora, en el espacio-aquí y en el tiempo-ahora, en el presente; y es por este presente que trata de encontrar el acceso a lo sagrado, al Ser, que presupone como un presente eterno, sin pasado ni futuro.
El presente, como realización de la conciencia, constituye una afirmación de lo humano como realidad y una aspiración a la verdad por la experiencia del Ser. Para el Iniciado lo humano es la Realidad, la Relatividad, y el Ser es la Verdad, lo eterno. El Ser Humano es Verdad y es Realidad simultáneamente. El Iniciado se da cuenta de su Realidad y de su Verdad.

A este darse cuenta lo llama el Iniciado iluminación.

El poder, la fe y la conciencia son tres aspectos del fenómeno espiritual. El animista trata de Ser afirmándose en el poder; el místico se ampara en la misericordia divina; el Iniciado se da cuenta y asume la responsabilidad de servir conscientemente al Plan Cósmico.

LA TRANSMUTACION.

El Iniciado utiliza al fenómeno espiritual para desarrollar su conciencia sensorial, moral, intelectual y mística para transmutarla en conciencia trascendental.

La consciencia sensorial la acrecienta por medio de la alimentación, el ejercicio y la higiene. En los tiempos actuales considera que la alimentación ovolactovegetariana responde a esta necesidad. La conciencia moral la fortalece a través del servicio, realizado con belleza y bondad. En su concepto, lo bello y lo bueno es todo lo que sirve a la vida para perfeccionarse, de acuerdo con la conciencia de cada quien. La conciencia intelectual la mejora con la observación, el estudio y la meditación.

La idea es que la mente pueda, además de recibir información, combinarla con la ima¬ginación, ajustarla a las leyes universales con la razón e integrarlo todo con la intui-ción y trascender lo espacial para temporal.
Llegado a este nivel, el Iniciado recurre al ritual para adquirir la conciencia mística, como estadio obligado para experimentar la conciencia trascendental

El objetivo principal del proceso iniciático es el de transmutar la conciencia humana en conciencia trascendental. Curiosamente, es en el Instinto de Conservación donde se puede iniciar la búsqueda de la conciencia trascendental, pues el Instinto de Conservación con su necesidad de ser permite, en principio, establecer el recuerdo profundo de sí mismo, es decir, de la conciencia de sí mismo en lo físico, como punto de partida para lo trascendental.

Por ejemplo, en la técnica básica de meditación iniciática se utiliza el mismo principio, pues en ella se comienza por recordarse a sí mismo como cuerpo físico, con la atención puesta en la base de la columna vertebral; luego se eleva la atención hasta el plexo solar para experimentarse como vibración, como vida; de ahí se sigue hasta el corazón para establecer su identidad profunda, como individuo, como unidad en diversidad, como micro-universo. A partir de este punto puede intentarse la experiencia de en sí y por sí, sin límites, que es la verdadera experiencia culminante de la meditación.

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18 Ago 2007
Sat Arhat José Marcelli

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